“El 16 de octubre, un activista prodemocrático chino fue arrastrado dentro de los jardines del consulado por varios funcionarios, que le propinaron una golpiza”. Así recuerda Euronews el último impase -sucedido en Manchester- entre el Reino Unido y China, y que volvió a poner la lupa sobre la situación de Hong Kong.
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Entonces, la cancillería británica pidió a sus pares asiáticos que “levantaran la inmunidad diplomática a los involucrados”. El régimen liderado por Xi Jinping respondió con su acostumbrado silencio.
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Recién después de dos meses, China tomó cartas en el asunto. Así lo informó James Cleverly, ministro británico de Relaciones Exteriores, quien el miércoles 14 tuiteó: “Seis funcionarios del consulado chino, incluido el cónsul general, han abandonado el Reino Unido tras el indignante incidente”.
No son los únicos indignados.
The violence at China’s consulate in Manchester was unacceptable.
— James Cleverly🇬🇧 (@JamesCleverly) December 14, 2022
6 Chinese consulate officials, including the Consul General, are being removed from the UK following the disgraceful incident in October. pic.twitter.com/nxyqtJ1627
El portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Wang Wenbin, declaró poco después del impase que quienes protestaron entraron ilegalmente al consulado. Mientras que Zheng Xiyuan, hasta hace poco cónsul general, le escribió a la policía de Manchester quejándose de no haber “intervenido con prontitud para evitar” los problemas.
Marco Carrasco, docente de Estudios de Asia Oriental de la Facultad de Derecho y Ciencia Política de la U. de San Marcos, destaca que el Gobierno chino formalizó el retiro de su personal argumentando que es parte de su rotación usual. Aunque es inevitable pensar que la decisión responde a que “no se venza su inmunidad y no procedan las investigaciones planteadas” por la policía del Gran Manchester, que “abrió una investigación criminal” luego de los abusos contra Bob Chan, el hombre que fue arrastrado y golpeado.
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Eso sí, los de Xi respondieron con fuerza.
Wenbin sostuvo que si el Reino Unido no garantiza “seriamente el funcionamiento normal de las misiones diplomáticas y consulares chinas”, China “no dejará de responder con firmeza, fuerza y en la misma medida”.
Más problemas
Wenbin también acusó al Reino Unido de aliarse con “separatistas violentos” para manipularlos políticamente. Para Carrasco, allí está el trasfondo de los problemas entre ambos países.
Porque no es que las protestas en Manchester se sucedieran un día cualquiera; al contrario, se dieron el día del inicio del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China.
Allí, Xi anunció que en la agenda sigue presente el plan para concretar la anexión de Hong Kong a la China continental.
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“Hay una dualidad de percepción sobre el caso de Hong Kong. En Occidente este tipo de reclamos son vistos como la promoción de la democracia, mientras que en China suelen ser vistos como una promoción del separatismo”, remarca Carrasco.
Sin embargo, agrega el especialista, las posiciones sobre Hong Kong no son las únicas que entran a tallar en estas relaciones bilaterales que “se han enfriado de forma bastante marcada”. El asunto se discute desde antes de la caída de Boris Johnson.
En julio de este año, “los jefes de los servicios de Inteligencia del Reino Unido y los Estados Unidos” anunciaron que China representaba “la amenaza más peligrosa a largo plazo para la seguridad de Occidente”. Ambos dijeron que Beijing ya manejaba “una gran ofensiva económica y política secreta”.
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Luego, cuando Rishi Sunak y Liz Truss fueron voceados para tomar el cargo de primer ministro, el tema regresó.
Mientras que Truss acusó a los de Xi de “cometer genocidio contra los uigures en Xinjiang”, Sunak fue “ambivalente”. Al inicio, quiso estrechar lazos con Beijing, pero cuando asumió como líder del Reino Unido, señaló a China como “la mayor amenaza para Gran Bretaña y la seguridad y prosperidad del mundo en este siglo”.
Y luego, a finales de noviembre, sostuvo que “la era dorada de las relaciones entre el Reino Unido y China” había “terminado”. Fue su respuesta al arresto del periodista de la BBC que cubría protestas en Shanghái.
Carrasco añade: “Y en Occidente no se está hablando mucho de los intentos de la embajada china en Londres por ampliar su infraestructura. El consejo local se opuso a la propuesta, lo que también evidencia cómo la relación se complicó a diversos niveles”.
Oficialmente, el permiso se negó para preservar en buenas condiciones The Royal Mint Court, comprado en el 2018 por China, y las ruinas que datan del siglo XIV y que se ubican debajo del edificio.
“No debería sorprendernos que otros eventos, relacionados a Hong Kong o no, se sigan sucediendo, y que las tensiones entre ambos países aumenten”, concluye Carrasco.