Milagros Asto Sánchez

El personal sanitario de la región de Lombardía, en el norte de Italia, conoce bien la fiereza con la que golpea la pandemia. La primera ola colapsó trágicamente sus hospitales y obligó a recurrir al ejército para almacenar los ataúdes que se multiplicaban en las calles. Por eso, aunque la segunda ola de coronavirus ha vuelto a activar las alarmas, para muchos profesionales de la salud, la situación está bastante lejos de igualar el escenario vivido en marzo. Pero no por eso es menos preocupante.