El neumólogo peruano José Pérez Hopkins está agotado y desalentado. La segunda ola de coronavirus que golpea a España, en especial a la región de Madrid, donde él trabaja en la primera línea de respuesta, ha puesto en evidencia que no solo se debe luchar contra el virus, sino también contra las decisiones de las autoridades y la actitud de los ciudadanos frente a la pandemia.
En diálogo con El Comercio, el médico de 45 años apunta a que en el caso de Madrid la cantidad de rastreadores del virus no ha sido la suficiente y la reapertura económica se hizo de manera muy rápida. El resultado es una explosión de casos que no deja de aumentar y que ha sumido al personal sanitario en el desánimo.
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“Es una sensación de impotencia porque hemos dado lo mejor de nosotros”, comenta Pérez, quien trabaja en Urgencias del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, un nosocomio ubicado en el municipio de Alcorcón, a 13 kilómetros del centro de Madrid. "O se hacen las cosas rápido en Madrid, o la pandemia se sale de control”, advierte el doctor.
— Madrid ha anunciado que ampliará las zonas con movilidad restringida para contener los contagios. ¿Las medidas que entraron en vigencia el lunes no han sido suficientes?
Las medidas han sido bastante insuficientes. La cantidad de rastreadores que se suponía que se iban a tener para controlar los contactos de los pacientes positivos han sido claramente insuficientes. Se decía que tenía que haber un ratio por cada mil habitantes y no teníamos ni la mitad. Se dijo que también se iba a mejorar la atención primaria hacia los centros de salud y tampoco se hizo. Nos han dejado casi igual que antes, lo único que podemos hacer ahora es realizar más diagnósticos porque tenemos más implementación para hacer pruebas moleculares. También tenemos más mascarillas y equipos de protección.
— ¿Cómo definiría el estado de la pandemia en este momento en la región de Madrid?
En este momento la pandemia en Madrid está escalando. No me parece que sea un aumento tan brutal, tan logarítmico como fue la primera vez, pero no para de subir. Yo creo que o se hacen las cosas rápido o esto se sale de control.
— ¿Qué es lo que está fallando? ¿Por qué continúan en aumento los casos?
No se han hecho rastreadores y no se ha reforzado la atención primaria. Esto se suma a que España es un lugar turístico, un lugar que tiene una economía de servicios de hostelería bastante fuerte y cuya economía ya venía cayendo. Yo creo que se han abierto las cosas de forma escalada, pero muy rápido. El gobierno de Madrid presionó al gobierno central para pasar rápidamente de fase y ha sido negativo.
A pesar de que la mayoría de gente cumple las medidas de seguridad y usa mascarillas hay cosas que no funcionan bien. Por ejemplo, el metro de Madrid es muy bueno porque llega a todos lados, pero se está aumentando la frecuencia de los vagones, entonces tú puedes ir con tu mascarilla, pero entras a un vagón repleto de gente, igual pasa con los autobuses. Son fuentes de contagio. No hay la cantidad de unidades como para tener un bus con un número de personas que permita mantener la distancia de metro y medio o dos metros.
— ¿Cómo se ve este aumento de casos en los hospitales de Madrid? ¿Cuál es el ánimo de los médicos?
Nosotros los médicos y el personal sanitario en general, sobre todo los que trabajamos en atención primaria y en urgencias, estamos bastante desencantados porque se nos prometió mucho, se nos prometió que se iban a reforzar las plantillas, que se iban a reforzar los rastreadores, que iba a haber más médicos, más enfermeras, más personal auxiliar. Y esto se ha hecho de forma bastante parcial. Estamos desalentados porque sabemos lo que se viene, estamos esperándolo, sabemos que va a venir, esperamos que no sea tan fuerte como antes, pero sabemos que va a venir. No deberíamos estar pasando por esta situación, es una sensación de impotencia porque hemos dado lo mejor de nosotros. En el momento más álgido de la pandemia el hospital era uno solo. Vinieron a ayudarnos los pediatras, los traumatólogos, cirujanos vasculares, ginecólogos, todos vinieron a urgencias a apoyarnos. Y ahora todos se preguntan cuántas veces más vamos a tener que hacer lo mismo.
No nos parece cómo han actuado el gobierno central y el de Madrid. En especial el de Madrid porque al desactivarse el estado de alarma, cada comunidad autónoma toma las medidas que cree convenientes y Madrid se está concentrando más en hacer un hospital de pandemias, que para la foto y para dar los contratos a quienes vayan a hacer el hospital queda muy bien, en lugar de gastar el dinero en contratar gente para el seguimiento de casos o para atención primaria, que es donde hay que hacer el primer filtro. España tiene una buena red de centros de salud, pero entre personal que está enfermo, que no está bien dotado de equipos de protección en atención primaria, pues estamos un poco desencantados.
— ¿Cómo ha impactado esta segunda ola de casos en su trabajo?
Estamos viendo que los casos aumentan cada día, que cada vez los pacientes vienen peor, que son pacientes más mayores, que si bien no vemos la cantidad tan brutal de enfermos que nos cogió de sorpresa en un inicio sí recordamos cómo era cuando en dos días el hospital estaba a reventar, en tres días estaba a 150% y en cuatro días estaba al 300% y tuvimos que usar el gimnasio de rehabilitación y casi la cafetería para poner camas. Parecía una situación de guerra y no queremos volver a eso. Yo siento que si no se hacen cosas rápido podemos llegar a esos niveles, esperemos que no sea así.
La situación actual en la carga de trabajo va a mayor, cada vez llegan más pacientes, entonces tenemos que verlos mucho más rápido, a veces no los vemos todo lo bien que quisiéramos, no podemos darles una atención más personalizada y eso quita mucho las ganas.
— ¿En qué momento se siente o se ha sentido más afectado por la situación?
Cuando hablamos entre nosotros. Entre nosotros nos damos ánimo, nos decimos que no va a ser para tanto, nos decimos que esperamos que las cosas cambien, que el gobierno cambie de dirección y vaya a mejor. Todavía no tenemos esa ansiedad que tuvimos la otra vez, cuando llegábamos a trabajar con la ansiedad de ver que el hospital estaba peor todos los días. No tenemos eso todavía, pero esperamos no repetirlo.
— ¿Cuál es el ambiente o la actitud entre la población en general? ¿Se percibe miedo o preocupación?
Nosotros como personas que prácticamente vivimos en el hospital lo tomamos más en consideración. Hay gente que está afuera y no vive el día a día de estar en el hospital, que piensa que exageramos, pero el que tiene conocimiento de causa es el que tiene más criterio para decir las cosas. Yo creo que hay mucha gente que no toma conciencia de la situación, que piensa que esto va a pasar espontáneamente y no guarda el debido cuidado. Los médicos ya sabemos qué cosa va a venir si es que no se cierran las cosas y no se hace un seguimiento adecuado, pero igual esperamos que esto vaya mejorando poquito a poquito.
Ya ha empezado a confinarse por sectores, sobre todo las zonas de Madrid que tenían la mayor incidencia de casos. Creemos que estas medidas todavía son insuficientes porque se está viendo un nivel de contagio demasiado alto. Por ejemplo, en Alemania, con la quinta parte de la gente contagiada que estamos viendo aquí ya cierran un bar. Yo creo que el problema que tiene España es que ha priorizado la economía de servicios que tiene, porque de eso vive mucha gente y se entiende, pero se ha apresurado. Las cosas podrían haberse hecho un poco más lento y mejor y prepararse así para la segunda ola que sabíamos que iba a venir, pero que no esperábamos que fuese tan pronto. Esperábamos que las cosas empezaran a empeorar en octubre y ha empezado mucho antes.
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