Cuando Andrey Medvedev corría hacia la remota frontera entre Rusia y Noruega, podía escuchar el sonido de los perros de ataque ladrando detrás de él.
Esto significaba que los hombres que lo perseguían se estaban acercando. Pero la frontera, y el mundo occidental, estaban al alcance.
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Dos meses antes, el joven de 26 años había desertado del Grupo Wagner, el ejército de mercenarios ruso. Estaba a punto de convertirse en el primero de sus milicianos en desertar a Occidente.
Fundado en 2014, el Grupo Wagner está dirigido por el empresario Yevgeny Prigozhin. Se cree que constituye alrededor del 10% de las fuerzas rusas en Ucrania, y ha llevado a cabo operaciones en Siria, Libia y Mali.
El grupo y sus métodos, a menudo inhumanos, son ahora conocidos internacionalmente. Pero la información sobre cómo opera y cómo se financia ha permanecido tras un velo de secretismo. La fuga de Medvedev podría permitir que los oficiales de inteligencia occidentales rasguen ese velo.
No está claro por qué Medvedev eligió desertar a través de Noruega. La tundra helada donde Rusia se encuentra con un país de la OTAN es una de las regiones fronterizas más vigiladas del mundo.
Las torres de vigilancia, dotadas de soldados, tienen fuertes reflectores para atravesar la penumbra del Ártico invernal. Los equipos de ambos lados montan patrullas regulares.
Pero en un video publicado por el grupo ruso de derechos humanos Gulagu.net, el excomandante de Wagner afirma haber pasado furtivamente por esas torres de vigilancia, mientras las tropas rusas que lo perseguían iban ganando terreno.
Medvedev logró finalmente saltar el alambre de púas que protegía la frontera noruega en torno a las 2 de la madrugada, hora local del viernes.
Mientras subía, asegura que podía escuchar a los perros que iban tras él. Y, cuando los focos de las torres de vigilancia lo iluminaron, el agudo silbido de las balas rusas pasó a su lado, afirma.
En busca de asilo
Después de saltar el alambre, Medvedev corrió hacia un bosque, con la esperanza de encontrar a alguien que lo ayudara.
Moviéndose por el bosque, vio las luces de un pequeño asentamiento en la distancia, a unos dos kilómetros. Corrió hacia la luz.
Asegura que tenía demasiado miedo de mirar atrás, por temor a que los perros que lo perseguían también hubieran cruzado la cerca.
Llamó a la primera puerta que encontró. Después de suplicar a los lugareños en un inglés defectuoso que llamaran a las autoridades, los guardias fronterizos noruegos lo detuvieron.
Su viaje, de soldado en la brutal invasión rusa de Ucrania a la relativa seguridad de Occidente, había terminado.
Antes de participar en la guerra de Ucrania y de desertar de las filas del Grupo Wagner, la vida de Medvedev había sido bastante normal.
Después de servir durante un tiempo en el ejército ruso, como deben hacer casi todos los jóvenes de 18 años, fue encarcelado por un breve período en 2017, según relató a la BBC el fundador de Gulagu.net, Vladimir Osechkin. Su delito no se conoce, aunque algunas informaciones aseguran que fue un robo.
Sin embargo, fue la violenta invasión rusa de Ucrania lo que cambió su vida.
A medida que el conflicto se acercaba a un punto muerto y Rusia intentaba llenar los vacíos creados por el aumento de las bajas, el Grupo Wagner comenzó a reclutar en grandes números.
Medvedev, probablemente movido por la perspectiva de un salario estable, firmó un contrato de cuatro meses el pasado 6 de julio, que se prolongaría hasta el 6 de noviembre. Según distintas informaciones, los reclutas de Wagner reciben una paga de alrededor de US$10.000 al mes, mucho más que el salario estándar ruso.
Como hombre con experiencia militar previa, Medvedev fue nombrado comandante de unidad en la región oriental del Donbás.
Osechkin dijo a la BBC que Wagner proporcionó a Medvedev entre 30 y 40 soldados por semana, muchos de ellos convictos reclutados en prisiones rusas.
Gran parte de los combates más intensos en Ucrania en los últimos seis meses han ocurrido en el Donbás, y se cree que Wagner está involucrado en dos de las batallas más sangrientas: la de Soledar y la de Bakhmut.
Crímenes de guerra
Medvedev fue testigo de una serie de crímenes de guerra, incluida la ejecución de "desertores" por parte del servicio de seguridad interna del Grupo Wagner, según dijo a la BBC su abogado en Noruega, Brynjulf Risnes.
Después de presenciar los "métodos terroristas" del grupo, Medvedev decidió dejar el Grupo Wagner, añadió Osechkin.
"Me dio testimonio sobre lo que vio en la guerra", dijo, "y cómo las fuerzas especiales del Grupo Wagner matan a los rusos que no quieren luchar contra Ucrania".
En noviembre de 2022, a Medvedev le dijeron que, a pesar de cumplir su contrato de cuatro meses, el grupo había decidido unilateralmente extender su servicio. No estaba claro por cuánto tiempo.
Esto parece haber sido la gota que colmó el vaso para Medvedev. "En resumen, se sintió traicionado y quería irse lo antes posible", dijo Risnes a la BBC.
Después de huir de Ucrania y regresar a Rusia, Medvedev ingresó a un centro de reclutamiento de Wagner en la ciudad rusa de San Petersburgo, donde devolvió sus placas de identificación. Esto pareció atraer la atención del grupo.
"Cuando dejó Wagner, la oficina de seguridad del grupo hizo todo lo posible para encontrarlo y se encontró en peligro de muerte", aseguró Osechkin.
Mientras era buscado por los agentes de seguridad, Medvedev se vio obligado a esconderse para evitar el tipo de castigo brutal que había visto imponer a los desertores en Ucrania.
Fue entonces cuando se acercó a Gulagu.net, una organización de derechos humanos en el exilio, en busca de ayuda.
"Cuando estaba en peligro de muerte, su amigo nos escribió una carta a Gulagu y a mí para intentar salvar la vida de Andrey", agregó Osechkin. "Entonces le ayudamos a salir de Rusia".
Después de intentar cruzar dos veces a Finlandia, Medvedev viajó al extremo norte de Rusia y cruzó la frontera noruega.
Cuando la historia salió a la luz el lunes, el jefe de Wagner, Prigozhin, emitió un comunicado sarcástico en el que afirmaba que Medvedev es un ciudadano noruego que dirigió una unidad inexistente de la nación escandinava.
Una imagen del pasaporte de Medvedev compartida con la BBC mostró que, en efecto, es un ciudadano ruso de un pueblo en la provincia central de Tomsk.
Risnes aseguró a la BBC que cree que el ex mercenario se llevó algunas pruebas de crímenes de guerra a Noruega y que tiene la intención de compartir su información con grupos que investigan estos hechos.
Si bien el valor del testimonio de Medvedev podría resultar valioso para los futuros investigadores de crímenes de guerra, es probable que sean los espías occidentales quienes más entusiasmados estén de acceder al mercenario.
Sus experiencias y su participación en la sangrienta invasión de Rusia podrían ayudar a arrojar luz sobre las operaciones del grupo en todo el mundo.
Pero, por ahora, Medvedev permanece bajo custodia en la región de Oslo, a la espera de escuchar el resultado de su solicitud de asilo, lejos del conflicto que cambió su vida y puso su nombre en los titulares.