Redacción EC

Durante los últimos meses casi todos los principales líderes han coincidido en condenar la ofensiva militar lanzada por sobre . Y decimos casi porque un nombre destaca claramente por mantenerse a favor del Kremlin durante la invasión: Gerhard Schroeder, excanciller alemán y figura del Partido Socialdemócrata (SPD).

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La posición de Schroeder ante el conflicto le ha valido una ola de críticas provenientes de todos los sectores alemanes. Desde el mundo deportivo, pasando por el académico, hasta el político, donde su propio partido ha calificado de “vergüenza” su cercanía con el Kremlin en medio de la crisis.

Schroeder, de 77 años, es miembro del SPD desde 1963 y cuenta con una extensa trayectoria política que incluye haber formado parte del Parlamento de Baja Sajonia, del Parlamento Federal (Budenstag), presidir el PSD y finalmente ocupar el cargo de canciller entre 1998 y el 2005. Actualmente, es acusado de haber traicionado la honorabilidad de su cargo a cambio de un jugoso beneficio económico proveniente de Moscú.

Schroeder y Putin estrechan las manos durante una reunión celebrada en San Petersburgo en abril del 2009. Al momento de esta fotografía, el excanciller ya ocupaba el cargo de presidente del Gasoducto del Norte de Europa.
Schroeder y Putin estrechan las manos durante una reunión celebrada en San Petersburgo en abril del 2009. Al momento de esta fotografía, el excanciller ya ocupaba el cargo de presidente del Gasoducto del Norte de Europa.
/ ALEXEY DRUZHININ / RIA NOVOSTI / AFP

Amigo y socio de Putin

Para entender la relación entre Schroeder y Putin hace falta remontarnos hasta sus años como canciller. Schroeder impulsó desde su cargo un acercamiento entre Europa y Rusia, invitando en más de una ocasión al entonces flamante presidente Vladimir Putin a presentarse ante el Bundestag para brindar un discurso de amistad y unidad rusoeuropea.

Desde entonces, el plano energético se convirtió en el pilar principal de la amistad entre Berlín y Moscú. Schroeder fue el principal impulsor de la creación de un gasoducto rusoalemán que posteriormente se concretó bajo la figura del Nord Stream y años más tarde buscó ampliarse con el Nord Stream 2.

El gas terminó trascendiendo las oficinas de los jefes de gobierno y creó una amistad personal que los llevó a vacacionar y celebrar cumpleaños juntos en los años siguientes.

Las elecciones del 2005 marcaron la salida de Schroeder del cargo, en favor de la entonces candidata conservadora Angela Merkel, quien había conseguido cuatro escaños más en el Parlamento.

Poco tiempo antes de abandonar el cargo, sin embargo, Schroeder se aseguró de blindar el acuerdo energético con Rusia, ratificando un crédito de 900 millones de euros para Gazprom, destinados a construir el gasoducto.

Durante , Schroeder contó que 17 días después de dejar el cargo de canciller recibió una llamada. Era Vladimir Putin, le ofrecía dirigir el comité de accionistas de Nord Stream. Schroeder aceptó.

A la fecha, Schroeder preside el comité de accionistas de Nord Stream (lo que incluye la etapa dos del gasoducto) y encabeza el consejo de supervisión de Rosneft, el gigante energético estatal ruso. Además, está nominado para formar parte del consejo de vigilancia de Gazprom, la mayor compañía de Rusia, desde junio.

Putin y Schroeder visitan en setiembre del 2011 las instalaciones del gasoducto Nord Stream. La primera etapa del proyecto fue completado en junio de ese año pero recién inaugurado el 8 de noviembre.
Putin y Schroeder visitan en setiembre del 2011 las instalaciones del gasoducto Nord Stream. La primera etapa del proyecto fue completado en junio de ese año pero recién inaugurado el 8 de noviembre.
/ ALEXEY NIKOLSKY / RIA NOVOSTI / AFP

Rechazo partidario

Los cargos de Schroeder dentro de la industria energética rusa lo han llevado a incrementar enormemente su fortuna, la misma que ronda los 20 millones de euros en la actualidad.

Con sus cargos actuales, Schroeder se embolsa unos 600 mil euros al año gracias a Rosneft, 250 mil euros más por Nord Stream, sin contar los 8.700 euros mensuales que sigue percibiendo por parte del estado alemán debido a su condición de excanciller, .

Todo esto sin contar que mantiene una oficina de representación en el Bundestag con un presupuesto anual de 407 mil euros y al que son asignados un grupo de trabajadores públicos. Cabe resaltar que los funcionarios han renunciado en bloque durante las últimas semanas ante la negativa de Schroeder de alejarse del Kremlin.

Su cercanía a Moscú ya venía siendo duramente criticada desde hacía años, pero con la guerra desatada por Putin sobre Ucrania ha alcanzado un punto de no retorno.

Así lo demostró la carta firmada por los copresidentes del SPD, Lars Klingbeil y Saskia Esken, donde le exigen que renuncie a sus cargos dentro de las empresas estatales rusas o se verán obligados a tomar medidas.

Su actitud ha dejado de ser compatible con los principios del partido. Tiene que decidirse entre ser un militante del SPD o un defensor de Putin”, agregó Esken en una entrevista con el diario alemán Der Spiegel.

La lideresa socialdemócrata, además, ha pedido que se deje de pensar en Schroeder como en un “excanciller” pues durante “muchos años” ha demostrado ser “un mero hombre de negocios”.

El mismo canciller Scholz ha dicho que “no es correcto que Gerhard Schroeder ocupe estos cargos (en las compañías rusas). Y creo que sería correcto para él renunciar a ellos”.

La respuesta de Schroeder ha sido, en algunas ocasiones, el silencio; y en otras, los llamados a que Europa negocie con Putin e incluso la negativa a aceptar que Rusia ha cometido crímenes de guerra.

Durante la entrevista con el New York Times, al ser consultado sobre los crímenes de guerra cometidos en la ofensiva sobre Bucha, Schroeder se limitó a decir que “tenían que ser investigados” y que no creía que Putin hubiera ordenado algo así, que en todo caso sería culpa de una autoridad menor.

Putin y Schroeder se saludan durante el entretiempo del partido disputado entre las selecciones rusa y saudí en el mundial de fútbol Rusia 2018.
Putin y Schroeder se saludan durante el entretiempo del partido disputado entre las selecciones rusa y saudí en el mundial de fútbol Rusia 2018.
/ Alexey DRUZHININ / SPUTNIK / AFP

Condena generalizada

Pero el rechazo a Schroeder no solo se ha limitado al plano político. El jueves 28 la Universidad de Göttingen le pidió al excanciller devolver su título honoris causa debido a que les resulta “incomprensible que, tras semanas de guerra y ante una catástrofe humanitaria derivada de una agresión brutal, ni siquiera haya dejado en suspenso sus cargos en los consejos de empresas rusas”, según un comunicado difundido por la institución.

Ya en marzo, la Federación Alemana de Fútbol le había retirado el estatus de miembro honorario a Schroeder, argumentando que “no accedió a las numerosas peticiones de toma de posición clara contra esta guerra”. El club Borussia Dortmund hizo lo propio, retirándole su título de miembro honorario.

Sin embargo, la consecuencia más grave podría llegar desde la justicia pues el 9 de marzo se presentó una demanda ante la Fiscalía General donde se incluía a Schroeder en una lista de acusados por crímenes de guerra cometidos en Ucrania, debido a su cargo dentro de las empresas estatales. La fiscalía decidió abrir un “sumario estructural” al respecto, según informó el diario Passauer Neue Presse en su momento.