El excardenal Angelo Becciu es, hoy por hoy, la figura más polémica de la Santa Sede. Su nombre ya es parte de la historia del Vaticano: es la primera persona que ostentó ese cargo y es juzgado por un tribunal de la casa.
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La agencia EFE resume el contexto: en total son diez los involucrados en lo que parece ser una maraña que facilitaba la “corrupción, malversación de fondos, blanqueo de dinero, fraude, extorsión y abuso de poder”.
El caso: una “inversión en el 2013 de unos 350 millones de euros en un edificio de Londres”, un trato que se pagó con dinero del Óbolo de San Pedro, adonde llegan las donaciones para “financiar obras caritativas de los papas y su actividad”.
“La compra de ese edificio se realizó a un precio mayor de su valor real y provocó pérdidas sustanciales a las arcas del Vaticano”, agrega la agencia.
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Hay otro asunto que también deberá resolver el tribunal: ¿favoreció o no a su familia con otras compras irregulares? ABC recuerda que él envió “tres pagos de 225 mil euros a una cooperativa que daba empleo a personas sin recursos, pero gestionada por su hermano”.
A ello se le suma un “extraño pago de 500 mil euros a una supuesta ‘agente secreta’, teóricamente para liberar a misioneros secuestrados en África”.
Y sobre este último caso, habló el jueves 5.
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Ventilar los secretos
Angelo Becciu ha negado los cargos de todas las maneras posibles. “Me han retratado como un hombre corrupto: con avaricia de dinero, deslealtad al Papa y preocupación únicamente por el bienestar de mi familia”, sostuvo.
Y agregó: “No entendí bien por qué el Papa me hizo esto. Quiero saber más porque esta gravedad para mí no está bien”.
Dichas palabras, ahora que ya empezó su interrogatorio, saben a venganza.
Frente al tribunal del Vaticano, Becciu “desveló una espectacular historia de espías para rescatar a una misionera secuestrada por Al Qaeda”. Es decir, sí hay explicación a las irregularidades en los estados financieros.
¿Será que ahora el papa Francisco se arrepiente de haberle dado un permiso especial para no “respetar el secreto pontificio”?
Según recoge ABC, entre diciembre del 2018 y julio del 2019, la Secretaría de Estado Vaticana pagó 575 mil euros por una “contribución para misión humanitaria” a Logsic Humanitarne Dejavosti D. O. O., sociedad de la que Cecilia Marogna -supuesta agente secreta italiana- era dueña.
El dinero, contó Becciu, era para pagar los gastos de la liberación de Gloria Cecilia Narváez, misionera que en el 2017 se encontraba en Malí, donde fue raptada por Al Qaeda.
Becciu contó con lujo de detalles: “El dilema era si tratar de salvar una vida humana con todos los riesgos que ello implicaba, como exponer al Vaticano a un juicio negativo por parte de los organismos internacionales si no se mantenía la confidencialidad de la noticia, así como poner en peligro la vida y la seguridad de otros misioneros, o la solución de dejar que otros se ocuparan de ello”.
“Esta última opción me parecía demasiado cómoda y no se ajustaba a mi sentido de la responsabilidad. Evidentemente, sólo el Santo Padre podía resolver la duda, y le presenté el asunto”.
El relato también menciona que el papa Francisco lo autorizó y pidiéndole mantener el asunto en reserva.
“Debo decir que cada paso de esta operación fue acordado con el Santo Padre”, aseguró Becciu.
En octubre del 2021, Narváez fue liberada.
Pero, ¿de dónde salió el dinero? El excardenal sostuvo que de “los fondos de reserva de la Secretaría de Estado”, aunque habrá que confirmar su versión. Por el momento, solo queda esperar puesto que el interrogatorio se reanudará el 18 de mayo e incluirá preguntas del fiscal.