Fabrizio Piscitelli, asesinado en 2019
Fabrizio Piscitelli, asesinado en 2019

Normalmente si en los diarios hay noticias de argentinos, se trata de futbolistas o modelos. Aunque hay excepciones que confirman la regla, como ocurrió con Raúl Esteban Calderón, el argentino que irrumpió hoy en los medios locales luego de quedar arrestado por haber sido el presunto “killer” del jefe de los barrabravas de la Lazio, un delito a sangre fría cometido hace más de dos años, que aún no había sido esclarecido.

Calderón, de 52 años y una historia criminal impresionante sobre sus espaldas, apodado “el argentino” en el ambiente de la “malavita” romana, cayó gracias a la salida a la luz de un video del momento en que Fabrizio Piscitelli, apodado “Diabolik”, ídolo de la hinchada de la Lazio y “rey” del tráfico de droga de la capital, fue ejecutado a quemarropa.

El delito ocurrió en pleno día, el 7 de agosto de 2019 en el lindísimo parque de los Acueductos, famosos por sus ruinas de viejos acueductos romanos. Las imágenes, tomadas por una cámara posicionada en un edificio cercano y luego analizadas por la policía, revelaron que el “killer”, el sicario, estaba vestido de runner y lo inmortalizaron mientras le disparaba en la nuca a Piscitelli, que estaba sentado en un banco, apaciblemente, esperando a alguien para una cita. El runner disparó y salió corriendo hasta donde lo esperaba un cómplice en moto.

Si este delito, que tuvo gran repercusión en su momento, fue esclarecido casi dos años y medio más tarde, es porque se lo relacionó con otro de dinámica muy similar, que también causó gran conmoción, ocurrido el 20 de septiembre de 2020. Entonces, también en pleno día, un albanés llamado Shehaj Selavdi y miembro de una banda que trafica estupefacientes, fue asesinado a quemarropa con un tiro en la espalda en la playa de Torvaianica, al sur de esta capital. El autor fue un hombre vestido de runner que, también, salió corriendo y luego escapó en una moto con un cómplice.

Como en el caso anterior, el motivo del crimen era un ajuste de cuentas entre bandas criminales que trafican estupefacientes y el autor material, según concluyeron los carabinieri, “el argentino”, es decir, Calderón. No sólo era el mismo “modus operandi”, sino también, la misma forma de correr, sin contar con testimonios y escuchas telefónicas por los que ya no hubo dudas y se cerró el círculo.

Nacido en Buenos Aires en 1969, como recordó el diario Il Messaggero, Calderón llegó a Italia en la década de 1990 y enseguida comenzó a construirse fama de “duro” en los ambientes criminales. Tanto es así que llegó a relacionarse con exintegrantes de la famosa banda mafiosa de la Magliana –barrio de Roma-, que dominó y aterró esta capital en la década de 1970. En los archivos criminales, el primer arresto de “el argentino”, también apodado “Francisco”, tuvo lugar en 2003, cuando fue sorprendido junto a otro argentino mientras intentaba robar un Fiat Panda en Formia, localidad balnearia al sur de Roma. Cuando llegó el patrullero, Calderón salió corriendo velozmente, pero los agentes igual lograron dar con él más tarde, después de encontrarlo escondido debajo de un camión estacionado en un muelle.

Luego de ese intento de robo que le valió el primer arresto, Calderón se trasladó a la capital, territorio de caza en el que comenzó a realizar no sólo robos de auto, sino también asaltos y donde enseguida se integró a la criminalidad organizada local. Así, pasó a ser uno de los pilares de la banda “de los 7 hombres de oro”, que entre 2006 y 2008 protagonizó varios golpes, entre ellos uno en el que todos estaban disfrazados de carteros. Fue así que “el argentino” fue arrestado otra vez el 20 de enero de 2008, en una redada de la policía que logró impedir el asalto a un banco del barrio del Eur. Entonces Calderón fue descrito por los investigadores como “atlético, malo, decidido”, así como “un criminal con el futuro por delante”. Y no se equivocaban.

Aunque durante años se perdieron sus rastros, en 2016 volvió a hablarse de Calderón después de un increíble asalto a una joyería de Grosseto, ciudad de la Toscana. También en este caso, “el argentino” y su banda de delincuentes se disfrazaron poniéndose pelucas y llevando un cochecito en el cual, adentro de una muñeca, había dos pistolas. Alertada por los titulares, la policía llegó a tiempo para frustrar el golpe de la joyería y nuevamente el “argentino”, que logró escapar corriendo de allí, finalmente terminó cayendo en prisión, esta vez por intento de atraco y portación abusiva de armas.

Descontada esa pena, Calderón volvió a esfumarse hasta agosto de 2019, cuando Piscitelli, alias “Diabolik”, el jefe de los barrabravas del Lazio, fue ejecutado por un sicario vestido de runner, que volvió a aparecer en septiembre del año siguiente en la playa de Torvaianica para matar a un albanés. Según el Corriere della Sera, el “argentino”, que fue arrestado finalmente ayer por los dos homicidios, es un sicario de profesión. Cerró el círculo el testimonio de una mujer que, en una escucha telefónica se la oye acusar a Calderón de haber matado a Diabolik con su pistola, que luego aseguró que “el argentino” le confesó ese homicidio, por supuesto cometido por dinero.

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