El rey Carlos III culminó hoy su primera gira por el Reino Unido al visitar Gales, donde fue recibido con aplausos y abucheos. Durante su estadía, el flamante monarca protagonizó este mediodía un incómodo episodio con un hombre que lo increpó por los gastos de la corona, mientras saludaba a un grupo de personas congredas en las inmediaciones del Castillo de Cardiff.
El rey Carlos III de Inglaterra llegó este viernes a la ciudad de Cardiff, en lo que representó su primer viaje oficial a Gales desde su ascenso al trono. La recepción para el nuevo monarca fue ambivalente: cientos de admiradores lo recibieron con banderas galesas, bajo el grito de “¡hip, hip por el rey!” y “¡Dios salve al rey!”.
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Sin embargo, cerca de allí, unos pocos manifestantes antimonárquicos abuchearon a la realeza y enarbolaron carteles que pedían la “Abolición de la monarquía”, “Ciudadano no súbdito” y “Democracia ya”.
Al salir del Castillo de Cardiff, el monarca se acercó a saludar a un grupo de personas pero fue duramente cuestionado a los gritos por un hombre que criticó los altos gastos de la corona y las ceremonias reales tras la muerte de Isabell II, solventados con el dinero de los contribuyentes.
“Mientras luchamos por calentar nuestros hogares, tenemos que pagar su desfile. El contribuyente paga por ti ¿y para qué?”, reprendió el hombre al monarca que optó rápidamente por darle la espalda y continuar saludando al resto de los presentes.
Las imágenes del tenso momento fueron rápidamente viralizadas por redes sociales donde varios usuarios expresaron opinión al respecto.
La muerte de la reina, símbolo de unidad durante siete décadas, impulsó el sentimiento independentista en Gales, al igual que en Escocia e Irlanda del Norte, por lo que esta gira de Carlos III se considera crucial.
Mientras tanto, en Londres, miles de personas seguían desfilando por la capilla ardiente de Isabel II instalada desde el miércoles en Westminster Hall, el salón más antiguo del Parlamento británico.
La enorme afluencia obligó a las autoridades a impedir durante “al menos” seis horas que más personas se sumasen a la kilométrica cola que transcurre a lo largo del río Támesis, donde la espera rondaba las 14 horas.
Subieron ceremoniosamente tres de los cuatro peldaños rojos sobre los que está situado el catafalco y se colocaron a sus cuatro costados, con la cabeza gacha de espaldas al féretro. Allí permanecieron 12 minutos, ante la mirada atenta de los británicos, que seguían desfilando frente a los restos de la reina para darle su último adiós.
Después, abandonaron el salón con la misma solemnidad. Conocida como la “vigilia de los príncipes”, esta tradición se remonta a 1936, cuando los cuatro hijos de Jorge V montaron guardia sin avisar en torno a su ataúd.
Carlos III y sus hermanos ya velaron el féretro el lunes en Escocia, donde la monarca falleció a los 96 años el 8 de septiembre, cuando se encontraba en su residencia veraniega de Balmoral.
Con información de AFP