La situación es esta: desde el 2013 se sabe que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos espió a la canciller alemana Angela Merkel, y escuchó sus conversaciones con el ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.
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Entonces, Merkel se quejó ante el mandatario de EE.UU., Barack Obama, sosteniendo que es el espionaje entre amigos era inaceptable.
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Sin embargo, más adelante, se supo que la NSA recurría a estas prácticas “desde los 90” y que estas también incluían a líderes relacionados al Banco Central Europeo.
El caso es que, según el reciente destape del diario alemán Süddeutsche Zeitung y de los canales públicos NDR y WDR, Dinamarca ayudó a que esto fuera posible.
Esta operación llevó el nombre de Operación Dunhammer.
Otro de los espiados fue Peer Steinbrück, candidato al cargo de canciller de Alemania. Él declaró a la Deutsche Welle:
“Es realmente grotesco que servicios de inteligencia aliados espíen a líderes políticos de otros países. Eso evidencia su impunidad. Es un escándalo político”.
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ASÍ FUE EL ESPIONAJE
La Deutsche Welle recoge la investigación y señala que, entre el 2012 y el 2014, la NSA “usó cables de telecomunicaciones daneses” para escuchar ilegalmente a Merkel, Steinmeier (actual presidente alemán), así como a otros “dirigentes de Francia, Suecia y Noruega”.
En consecuencia, la comunidad europea ha reaccionado pidiendo explicaciones.
Peter Hultqvist, ministro de Defensa de Suecia, dijo que quería ver todas “las cartas sobre la mesa” y que “es inaceptable espiar” a los aliados.
De igual forma, Erna Solberg, primera ministra de Noruega, apuntó que “es inaceptable que países con una estrecha relación de cooperación sientan la necesidad de espiarse entre sí u obtener información del otro”.
Pero el país que más fuerte ha reaccionado es Francia. Al respecto, quien tomó la palabra fue Clément Beaune, secretario de estado de Asuntos Europeos.
“Es extremadamente grave. Hay que verificar si nuestros socios daneses de la Unión Europea cometieron errores o faltas en su cooperación con los servicios estadounidenses. Y del lado estadounidense ver si hubo espionaje de responsables políticos”, dijo.
La Vanguardia anota que Beaune señaló que no son ingenuos y que saben que esta situación puede que vuelva a suceder, “como ya quedó claro con las revelaciones de Edward Snowden sobre las prácticas” de la NSA.
La respuesta del gobierno danés todavía no ha llegado, a excepción de una declaración de la ministra de Defensa Trine Bramsen.
“El gobierno no puede hablar de especulaciones sobre temas de inteligencia, que son tratados en las comisiones respectivas en el Parlamento”, señaló.
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