Trece personas murieron a tiros y al menos otras 15 resultaron heridas después de que miembros del Regimiento de Paracaidistas del Ejército abrieran fuego contra los manifestantes en Bogside -un área predominantemente católica de Londonderry (o Derry), Irlanda del Norte- el domingo 30 de enero de 1972.
El día se conoce como “Bloody Sunday” o “Domingo Sangriento”.
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Es ampliamente considerado como uno de los días más oscuros del conflicto de Irlanda del Norte.
La tragedia contribuyó a atizar la feroz campaña del Ejército Repúblicano Irlandés o IRA durante las violentas décadas venideras y retrasó las posibilidades de paz por más de 20 años.
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¿Qué pasó ese Domingo Sangriento cuya sombra se extiende hasta el día de hoy, medio siglo después?
Ese día
Unas 15.000 personas se reunieron en el área de Creggan de Derry esa mañana hace 50 años para participar en una marcha a favor de los derechos civiles.
Cinco meses antes, en agosto de 1971 y en un contexto de escalada de violencia y aumento de los bombardeos en Irlanda del Norte, se había introducido una nueva ley que le otorgaba a las autoridades el poder de encarcelar a las personas sospechosas de pertenecer al IRA sin juicio.
El gobierno había decidido que era la única manera de restablecer el orden.
Miles de personas se reunieron en Derry ese día de enero para una manifestación organizada por la Asociación de Derechos Civiles de Irlanda del Norte para protestar por el internamiento.
El gobierno de Stormont había prohibido tales protestas.
Se desplegaron tropas para vigilar la marcha.
Cómo se desarrolló el día
La marcha comenzó poco después de las 15:00 GMT y el destino previsto era el centro de la ciudad.
Sin embargo, las barricadas del Ejército bloquearon la protesta.
Entonces, la mayoría de los manifestantes se dirigieron hacia Free Derry Corner en Bogside.
Tras prolongados enfrentamientos entre grupos de jóvenes y el Ejército, soldados del Regimiento de Paracaidistas se movilizaron para efectuar las detenciones.
Justo antes de las 16:00 GMT, se lanzaron piedras y los soldados respondieron con balas de goma, gases lacrimógenos y cañones de agua. Dos hombres resultaron heridos de bala.
A las 16:07 GMT, los paracaidistas se movilizaron para arrestar a tantos manifestantes como fuera posible.
A las 16:10 GMT, los soldados comenzaron a abrir fuego.
Según evidencia del Ejército, 21 soldados dispararon sus armas, descargando un total de 108 balas reales.
¿Cuál fue la respuesta inmediata?
Los tiroteos provocaron una ira generalizada en Derry y más allá.
La embajada británica en Dublín fue incendiada hasta los cimientos por una multitud enfurecida.
El día después del Domingo Sangriento, el gobierno anunció que habría una investigación dirigida por el Lord Presidente del Tribunal Supremo, Lord Widgery.
El Tribunal de Widgery absolvió en gran medida a los soldados y las autoridades británicas de culpa, aunque describió los disparos de los soldados como “al borde de lo imprudente”.
Fue ridiculizado como un encubrimiento por las familias de las víctimas, que pasaron años haciendo campaña para una nueva investigación pública.
Consecuencias
Aunque este no se puede considerar como el día más sangriento del conflicto de Irlanda del Norte, “no se debe subestimar la importancia de esa jornada a la hora de determinar el desarrollo del conflicto”, señaló Mark Devenport, editor político de la BBC en esa nación.
“La acción del Regimiento de Paracaidistas reforzó de manera inconmensurable los argumentos de los irlandeses republicanos entre su propia gente y proporcionó al IRA una avalancha de nuevos reclutas para su prolongada guerra”, dijo.
El corresponsal de la BBC también además que el “Domingo Sangriento” sentó las bases para la suspensión del gobierno autónomo de Irlanda del Norte en marzo de 1972.
El proceso de devolución del poder sólo se completó en el 2010.
La investigación de Saville
En 1998, el mismo año en el que fue firmado el Acuerdo del Viernes Santo por los gobiernos británico e irlandés y aceptado por la mayoría de los partidos políticos norirlandeses, para poner fin al Conflicto de Irlanda del Norte, el primer ministro Tony Blair anunció que se llevaría a cabo una nueva investigación.
La consulta, encabezada por el juez del Tribunal Supremo Mark Saville, concluyó en 2010, convirtiéndose en la investigación de mayor duración en la historia legal británica, con un costo de alrededor de £200 millones (unos US$270 millones).
Encontró que ninguna de las víctimas representaba una amenaza.
Dijo que no se dio ninguna advertencia a ningún civil antes de que los soldados abrieran fuego y que ninguno de los soldados abrió fuego en respuesta a los ataques de los bombarderos de gasolina o lanzadores de piedras.
Afirmó que ninguno de los que murieron estaba armado y que algunas de las víctimas intentaban huir o brindar ayuda a los heridos.
Saville descubrió que hubo “algunos disparos de paramilitares republicanos”, pero que, en general, el Ejército disparó primero.
El entonces primer ministro británico David Cameron pidió disculpas de parte del gobierno y de la nación.
¿Qué pasó después?
El Servicio de Policía de Irlanda del Norte (PSNI) inició una investigación después de que se publicara el informe Saville.
Llevó varios años completarla y los detectives enviaron sus archivos al Ministerio Público a fines de 2016.
Después de sopesar 125.000 páginas de material, los fiscales dijeron que procesarían al “Soldado F” por los asesinatos de James Wray y William McKinney.
El mismo hombre también había enfrentado cargos por intento de asesinato de Patrick O’Donnell, Joseph Friel, Joe Mahon y Michael Quinn.
Sin embargo, el 2 de julio de 2021, se anunció que el “Soldado F” no sería juzgado tras una decisión del Ministerio Público (PPS).
En un comunicado, el PPS dijo que después de una “consideración cuidadosa” se tomó la decisión debido a otro fallo judicial reciente que encontró que la evidencia en la que se basó en el enjuiciamiento del “Soldado A” y el “Soldado C” por el asesinato de Joe McCann era inadmisible.
Esto se debió a las circunstancias en las que se obtuvieron las pruebas.
La decisión de no continuar con el caso ahora es objeto de un proceso de revisión judicial tras un desafío legal presentado por el hermano de una de las víctimas del Domingo Sangriento.
Hasta la fecha, ningún soldado ha sido procesado.
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