De pronto, Francia está atravesando uno de esos dramáticos conflictos sociales que han marcado la historia del país europeo en las últimas décadas.
Después de semanas de continuas pero poco espectaculares marchas de protesta en contra de una polémica reforma laboral aprobada por el gobierno galo, en la última semana la situación se ha complicado notablemente.
"Hay filas de gente enojada en las gasolineras, ciudadanos que no pueden manejar al trabajo, llantas quemándose frente las refinerías de petróleo…", cuenta el corresponsal de la BBC en París, Hugh Schofield.
Este jueves varios sindicatos convocaron además manifestaciones en las principales ciudades del país.
Para este jueves están convocadas nuevas protestas. (Foto: AFP)
La gasolina escasea en al menos 4.000 estaciones de servicio y se estimaba que este jueves más de un tercio de los trenes no iban a cubrir sus rutas ni saldría más del 15% de los vuelos previstos.
Y sobre el país ahora pende también la amenaza de apagones, pues los trabajadores de 16 centrales nucleares decidieron sumarse a una huelga en la que ya también participan trabajadores de la industria petrolera, ferrocarriles, aeropuertos y puertos.
Todo a dos semanas de la inauguración del Campeonato Europeo de Fútbol, la Eurocopa, que este año se disputará en tierras francesas.
Reforma laboral
La proximidad de la Eurocopa puede ayudar a entender por qué se han recrudecido las protestas: los sindicatos parecen creer que la necesidad de asegurar normalidad durante el torneo podría terminar forzando la mano del gobierno.
Los trabajadores de las centrales nucleares, que generan la mayor parte de la energía del país, se sumaron a la huelga. (Foto: AFP)
Pero el motivo de fondo es la ley de reforma laboral que el primer ministro Manuel Valls –después de consultas con el presidente François Hollande– aprobó hace dos semanas sin pasar por el Parlamento.
Esa es una prerrogativa gubernamental consignada en la Constitución de la Quinta República y ha sido invocada unas 50 veces desde 1958.
Pero el uso del Artículo 49-3 ciertamente da cuenta de la falta de popularidad de la reforma, que ha visto jornadas de protesta en la que cientos de miles de personas han salido a manifestarse en las calles francesas.
El gobierno insiste que la medida es esencial para facilitar la creación de empleo, pues le da a los empleadores mayor libertad para contratar, despedir y reducir salarios, además de permitirles negociar asuntos como la duración de la jornada laboral, vacaciones y permisos.
La mayoría de los franceses se oponen a la reforma laboral. (Foto: AFP)
Pero sus críticos la ven como un ataque en contra de los derechos de los trabajadores.
Y, según las encuestas, la mayoría de los franceses también se oponen a la misma.
Con mucho en juego
Esa oposición parece haber ayudado a convencer a los sindicatos más radicales –y en particular a la Confederación General del Trabajo, CGT– de que esta es una batalla que puede ganarse.
"Calcularon que el presidente Hollande –un político poco popular y poco respetado, cuyo instinto siempre ha sido el de buscar acuerdos– no iba estar dispuesto a dar pelea", explica Hugh Schofield.
"Entonces decidieron jugársela toda", agrega.
Según nuestro corresponsal, para Hollande "echarse para atrás con la reforma laboral sería una admisión de total incapacidad".
Un tercio de las 14.000 estaciones de gasolina del país tienen problemas de abastecimiento y muchas han tenido que restringir la venta de combustible. (Foto: AFP)
"Manuel Valls seguramente tendría que renunciar y durante el último año de su mandato como presidente sería un cero a la izquierda", señala Schofield.
"Y una rendición también sería un acto monumental de traición contra el bloque sindical más moderado –la Confederación Francesa Democrática del Trabajo, CFDT– que aprobó la reforma laboral y es actualmente su aliado".
Por lo demás, si los sindicatos más radicales apuestan por la Eurocopa, el gobierno confía en que la opinión pública pueda voltearse en contra de estos si se producen racionamientos de energía, si escasea la gasolina por mucho tiempo y, sobre todo, si hay violencia.
Y, eventualmente, el fútbol también puede ayudar simplemente convirtiéndose en la nueva preocupación nacional de los franceses.
Hasta entonces, sin embargo, estos están asistiendo a otro tipo de duelo.