Robert Bull es un empresario del Reino Unido que vive junto a su prometida en una mansión valorizada en 10 millones de libras esterlinas. Sin embargo, las cosas no siempre fueron así para él, pues hace siete años atravesó serios problemas financieros al punto de no poder pagar la comida de sus hijos.
Bob, el abuelo de Robert, comenzó en el negocio de casas rodantes después de la Segunda Guerra Mundial. El padre de Robert, Jack, que ahota tiene 75 años, se convirtió en millonario, pero perdió todo en la crisis de los 90.
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Junto con otro socio, Robert fundó un negocio en el mismo rubro y llegó a convertirse en el segundo grupo de estacionamientos para casas rodantes del Reino Unido; no obstante, la compañía entro en crisis en el 2016.
Lo peor fue que Bull se enteró de que estaba en la bancarrota cuando fue a un conocido restaurante a comer junto a sus hijos, y al momento de pagar todas sus tarjetas fueron rechazadas.
En aquella oportunidad, tuvo que pedirle dinero prestado a su hijo mayor, que tenía 12 años, para poder cancelar la comida.
Luego, fue al banco para averiguar qué sucedía.
“La mujer del banco cortó mis tarjetas frente a mí. Me sentí como un pedazo de basura. Ese fue mi día más bajo, y lo odiaba”, declaró el empresario en conversación con The Sun.
“Me sentía muy solo, miserable y deprimido. Sentía demasiada vergüenza y eso me derribó. Les había pedido prestado dinero a personas que conocía desde la infancia y lo perdí todo. Me destruyó porque cuando les conté, me dijeron ‘me defraudaste’. Esto me rompió el corazón y me hizo llorar”, agregó.
“Podrán quitarte todo, menos la habilidad para hacer negocios”
Bull estuvo deprimido durante tres meses y sentía que había decepcionado a todos, pero las cosas cambiaron cuando vio una oportunidad en el mercado de los bienes raíces. De esta manera, decidió convertir los predios para casas rodantes en barrios de casas pequeñas de una sola planta.
La idea era comprar casas a precio de mercado y venderles a los dueños una vivienda prefabricada más sencilla en uno de sus predios. Sus clientes conservan la diferencia de lo que ganarían al vender.
“Mi papá salió de su semiretiro y me ayudó a alcanzar los 9,7 millones de euros. En un año, la compañía llegó a valer 100 millones de euros. Podrán quitarte todo, menos la habilidad para hacer negocios”, expresó.
En solo un año, Bob logró vender 100 casas prefabricadas y pagó todas sus deudas, incluso le pagó 76 mil euros a la persona que lo había demandado por caer en bancarrota. “Hace dos años, compramos la compañía de ese hombre por 43 millones de euros”, aseguró el empresario.
Ahora, RoyaleLife, la empresa del británico, vale unos 4.000 millones de libras esterlinas y da empleo a 2.000 personas. El hombre planea construir 2.000 bungalows ecológicos cada año.
En la actualidad, el empresario vive junto a su prometida, una famosa influencer noruega llamada Sara Nilsen, de 30 años.
“Estoy tan orgullosa de él. Se preocupa mucho por su negocio, pero yo le digo ‘¿qué es lo peor que puede pasar? Que lo pierdas todo, pero me tendrás a mí y comenzaremos de nuevo’”, dijo la mujer.