Las consecuencias de la decisión de los ingleses de salir de la Unión Europea (Brexit) ha generado diversas reacciones en el Reino Unido. Están aquellos que pensaban, basados en las encuentas, que el "remain" (permanecer) iba a ganar y que su voto no pesaría demasiado al final.
También están los aturdidos, que nunca imaginaron las consecuencias, como la caída de la libra o la renuncia del primer ministro. Están asimismo los que se sienten traicionados, e incluso los que se han convencido de que el Brexit nunca se producirá.
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Acodada en el bar del restaurante Bernardi's frente a su copa de prosecco, Mandy Murdoch intenta justificarse: "Puse mi voto a favor del leave para ayudar a nuestra economía. Pero la libra se hundió y yo lamenté de inmediato mi decisión".
Mandy alude a uno de los argumentos utilizados por el eurófobo Nigel Farage, líder del ultraderechista UKIP, según el cual, gracias al Brexit, la seguridad social británica podría recuperar los 350 millones de libras que recibe cada semana la UE. Eso era falso. Pero la gente creyó. "¡Farage es un cretino y un mentiroso! Ojalá pudiera volver a votar?", confiesa Mandy, avergonzada.
Como su amigo Tom Braxley (29), esa joven contadora, de 27 años, tiene un puesto importante en la administración de un gran almacén. Ninguno sabe demasiado de política y, según confiesan, siguen la actualidad distraídamente. Como ellos, más del 1% de los 17,5 millones que votaron a favor del Brexit quisieran poder volver atrás.
"Nunca imaginé que mi voto contaría. Siempre estuve seguro de que el remain ganaría. Y después de todo la culpa la tienen los políticos. La campaña fue un desastre. No soporto que me anuncien los peores horrores", explica Tom.
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Del otro lado del bar, mientras prepara copas y descorcha botellas a la velocidad de la luz, Olivier los mira y menea la cabeza desolado. Este francés, de 28 años, que llegó hace cinco "para escapar de la depresión francesa" y trabaja "de sol a sol", no sabe "si tenerles pena o detestarlos".
"El número de gente arrepentida es prácticamente el mismo que hizo la diferencia entre el in y el out: más de 1,7 millones. Cuando pienso en la ligereza con que fueron a depositar la boleta, me dan ganas de llorar", confiesa.
En medio de la confusión, hay otra categoría de británicos que, con la misma ligereza, restan importancia hasta al más dramático e inevitable de los fenómenos:
Don't worry, fellows (no se preocupen, camaradas): "El Brexit nunca se producirá?".
El que habla se llama Jeremy Compton, es profesor de ciencias políticas en la Universidad de Londres y tiene 42 años. A su juicio, "demasiado costosa y demasiado compleja, la idea de la salida del Reino Unido de la UE terminará siendo abandonada tarde o temprano".
Ante la mirada incrédula del auditorio, Compton recuerda que pocas horas después de la victoria del Brexit en el referéndum los eurófobos "demostraron que no tienen la más mínima idea de lo que harán concretamente en los próximos días, semanas y meses".
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"Es verdad, nada los apura. Sobre todo, ya veremos cómo poder conservar los fragmentos de Europa que nos interesan?", ironiza. Y concluye: "Colegas, les aseguro que de una u otra forma terminaremos dando marcha atrás con esta decisión espectacular, ridícula e ilusoria".
La Nación, Argentina/GDA