El padre de los hermanos Jonathan Watt y Verity Carter fue la primera persona en ser condenada por abuso sexual en relación a la secta religiosa Children of God (Hijos de Dios) en Escocia.
La secta tuvo sus inicios en Estados Unidos en los años 60, pero Jonathan y Verity fueron criados según sus estrictas enseñanzas en "comunas" en Escocia durante los 80 y principios de los 90.
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La secta religiosa, conocida también como La Familia, enfrenta acusaciones de extendido abuso sexual y físico de menores, incluyendo violencia sexual, incesto y lavado de cerebro.
El año pasado, Alexander Watt, padre de Verity y Jonathan, fue condenado de cuatro cargos de abuso sexual contra su hija y otra menor en Renfrewshire y en la costa este de Escocia, cuando formaban parte de la secta.
Tras su condena, Verity, que ahora tiene 39 años, empezó a revelar detalles de su calvario, pero su hermano menor nunca antes había discutido públicamente su crianza.
Jonathan le contó al programa de la BBC en Escocia The Nine que no fue abusado sexualmente pero sí sometido a "golpizas diarias" durante su vida dentro de la secta.
“La única manera que se puede mantener una secta de culto es manteniendo el control total. Estás viviendo en un mundo dentro de otro mundo. No tienes contacto con la vida exterior”, comentó Jonathan.
“La única manera de impedir ese contacto es matando la curiosidad, y la única manera de hacer eso básicamente es metiendo en tu cabeza desde que naces que eres inútil, despreciable, inmundo. Desafortunadamente, una secta como esa, al margen de la ley, es un santuario para algunos adultos abusivos y violentos”.
Los Hijos de Dios empezó en Estados Unidos a finales de los 1960 y constituida sobre la filosofía del "amor libre" de la contracultura estadounidense.
Su fundador, David Berg, decía a sus seguidores que Dios era amor y el amor era sexo, así que no debería haber límites, no importa la edad o la relación.
Para los 1970, la secta de Berg afirmaba tener 10.000 miembros de tiempo completo en 130 comunidades alrededor del mundo.
Las estrellas de Hollywood Rose McGowan y Joaquín Phoenix nacieron dentro de ese grupo de culto.
En Escocia, operaba en las localidades de Renfrewshire, Lanarkshire, Ayrshire y Edimburgo.
Verity asegura que fue abusada desde los cuatro años por su padre y otros miembros de la secta y espera que sus revelaciones animen a otras personas a salir y denunciar las acciones de La Familia.
Durante su crianza, los hermanos dicen que fueron trasladados a diferentes lugares donde se habían establecido "comunas".
Los sitios frecuentemente se encontraban en la campiña escocesa, con nada alrededor por kilómetros y a los niños nunca se les informaba de la localidad exacta.
Verity dice que los adultos de las comunas adoptaban "nombres de culto" -frecuentemente bíblicos pero sin ninguna relación sus identidades verdaderas- lo que ha dificultado la recopilación de evidencia del abuso.
Mientras estaban en las comunas, la pareja de hermanos dice que hubo algún contacto con “sistemitas” del mundo exterior -especialmente trabajadores sociales- pero que estaban bien preparados para recibirlos.
"Nos tenían muy bien instruidos", expresa Verity. "Hasta nos tenían vestidos en ropas bonitas -recuerdo estar en un vestido con cintas cuando el inspector colegial iba a venir".
A pesar de ser menor que su hermana, Jonathan fue el primero en abandonar la secta.
A Verity sólo se le dijo que su hermano había sido "excomulgado por estar incurablemente poseído por demonios".
Si embargo, Jonathan afirma que fue echado del grupo después de sufrir "un total colapso mental" a la edad de 14 años.
“Intentaron expulsar mis demonios con oraciones pero no funcionó”, dice. “Finalmente, tuvieron que excomulgarme, aunque tuvieron que forzarme a salir”.
A pesar de encontrarse libre de la secta, Jonathan tuvo problemas ajustándose después.
“Básicamente, seguí siguiendo las reglas de La Familia en mi propia mente ya que no podía aceptar el mundo exterior”, dice.
La situación, finalmente, lo condujo a quedar sin hogar a la edad de 16.
“Quedé en la calle tres semanas antes de mi 16 cumpleaños, con un cambio de ropa, una bolsa y ningún sitio donde dormir esa noche”, recuerda. “Aunque fue espantoso, de alguna manera fue algo que necesitaba”.
Después de años de abuso, Verity también quería liberarse.
“Cuando cumplí 15, ya había intentado suicidarme en tres ocasiones y tratado de huir dos veces”, declara. “Había llegado a un punto en el que ya no me importaba porque, tan malo como podía ser el mundo exterior, ¿qué diferencia podría hacer?”
Dice que decidió hacerse echar acumulando objetos que eran prohibidos por La Familia, como cigarrillos, maquillaje, joyas y goma de mascar. Después de ser confrontada por los adultos por su alijo, Verity no sentía ningún arrepentimiento y empezó a reírse cuando intentaron hacerle un "exorcismo".
“Uno de los adultos en el hogar, su nombre era Paul, se me acercó para castigarme, se había quitado el cinturón y quería que me bajara los pantalones”, relata. “Entonces empezó a perseguirme por el cuarto mientras yo corría. Le quité el cinturón y empecé a golpearlo”.
“Jamás había hecho algo parecido. Nunca había sacado la cara de esa manera. Antes había dicho ‘no’, pero nunca sentí el derecho de pelear por mí misma”.
Cuando abandonó a La Familia a comienzos de los 1990, Verity tuvo problemas con alcohol y drogas, en su intento por bloquear sus experiencias de niña.
“Cambié mi estilo de vida cuando tuve hijas. Para ser sincera, probablemente fue pura suerte que sobreviviera esos primeros años por fuera de la secta”.
Los hermanos esperan que llamando la atención de lo que les pasó, puedan animar a otros sobrevivientes a contactar a la policía y otras autoridades con sus historias.
“Tantos de estos (sobrevivientes) sienten que nada sacan con hablar al respecto”, señala.
“Pero yo sé por experiencia propia que cuando finalmente pude hablar, me ayudó un poco a pasar la página”.
El remanente del grupo continúa teniendo un presencia online y ahora se conoce como La Familia Internacional.
Una de sus portavoces dijo: “Aunque La Familia Internacional se ha disculpado en varias ocasiones a exmiembros por cualquier daño, real o percibido, que hayan podido sufrir durante su período de membrecía, nosotros no damos crédito a los relatos de abuso institucional”.