El asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio conmocionó a Ecuador esta semana y volvió a encender las alarmas sobre el espiral de violencia y criminalidad en el que se ha sumido nuestro vecino del norte en los últimos años.
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El ataque registrado a plena luz de día, en medio de una multitud y a pesar del cuerpo de seguridad que acompañaban al político de 59 años dan cuenta sobre el poder que ostentan estos peligrosos grupos criminales.
Escenario desolador
Lo cierto es que este episodio representa apenas el último dentro de una larga lista de crímenes violentos que vienen desangrando a Ecuador desde el 2019.
Si comparamos las estadísticas oficiales veremos que ese año se registraron 1.088 homicidios en Ecuador, mientras que en el 2022 el país rompió un amargo récord al contabilizar 4.761 asesinatos, el número más alto en su historia.
Y el 2023 no luce para nada esperanzador. Solo del 1 al 10 de enero se registraron 16 asesinatos diarios y para el 2 de julio ya se contabilizaban 3.568 muertes violentas en el país.
El incremento en la cifra de homicidios coincide, además, con la presencia de tráfico de drogas en el país. Un informe publicado en julio por la policía ecuatoriana muestra que la droga incautada ha pasado de 79,5 toneladas en el 2019 a unas 201 toneladas en la actualidad. Es decir, se ha triplicado.
"Veremos que ese año (2019) se registraron 1.088 homicidios en Ecuador, mientras que en el 2022 el país rompió un amargo récord al contabilizar 4.761 asesinatos, el número más alto en su historia"
Y este indicador sería una clara explicación de cómo los grupos criminales se han fortalecido en cuanto a estructura, miembros y armamento.
El propio Villavicencio, quien antes de ser candidato y asambleísta tuvo una prolífica carrera como periodista de investigación, había denunciado pocos días antes de ser asesinado que venía siendo amenazado por alias ‘Fito’, cabecilla de Los Choneros una de las principales bandas criminales que operan en Ecuador.
Al cierre de este artículo, las autoridades ecuatorianas -con el apoyo del FBI- intentan determinar quién habría ordenado el asesinato del líder político. El autor material murió la misma tarde del crimen, desangrado en una estación policial a causa de las heridas que sufrió en el enfrentamiento y otros seis sospechosos han sido arrestados en torno a las investigaciones.
El ministro del Interior, Juan Zapata, adelantó que los detenidos eran extranjeros y “pertenecen a grupos de delincuencia organizada”, sin mencionar alguna en específico.
Adicionalmente, se difundió un video por redes sociales en la que presuntos miembros de la banda Los Lobos se atribuían el crimen. Horas más tarde, sin embargo, integrantes del mismo grupo criminal salieron a asegurar que no tenían relación con el asesinato.
El propio presidente Guillermo Lasso ha lamentado que “el crimen organizado ha llegado muy lejos” en el país.
Pero, ¿cuáles son los principales grupos de crimen organizado en Ecuador?
Los Choneros
Los primeros reportes sobre esta organización criminal se remontan a la década de los noventa, cuando el fundador del grupo criminal, Jorge Busmarck Véliz España, alias “Teniente España”, microcomercializaba estupefacientes en la ciudad de Chone, provincia de Manabí.
Con el paso de los años, el grupo extendió sus operaciones hacia la ciudad de Manta, que forma parte de una importante ruta para el tráfico internacional de drogas, para luego ganar presencia en casi todo el territorio nacional. Adicionalmente, son un importante aliado del Cártel de Sinaloa, con quienes colaboran para trasladar los cargamentos de cocaína desde la frontera con Colombia hasta Guayaquil.
La acusación directa de Villavicencio contra alias ‘Fito’, presunto cabecilla de Los Choneros, puso a esta banda bajo la lupa.
Según la fundación dedicada a la investigación y análisis del crimen organizado en América Latina y el Caribe, InSight Crime, Los Choneros cumplieron inicialmente el papel del brazo armado de un cártel colombiano que traficaba cocaína hacia México y a Estados Unidos.
Entre el 2007 y el 2011, el asesinato del ‘Teniente España’ y el posterior arresto de sus principales cabecillas llevó a que el grupo criminal se reorganice y pase a controlar una serie de penitenciarias en el país, desde donde coordinan sus operaciones de microtráfico, sicariato, extorsión y contrabando.
Los Choneros serían una de las principales bandas detrás de la alarmante violencia que se vive en las cárceles ecuatorianas. Según la organización defensora de derechos humanos Human Rights Watch, desde el 2021 se han registrado 400 muertes en prisiones ecuatorianas debido a episodios de violencia.
"Los Choneros cumplieron inicialmente el papel del brazo armado de un cártel colombiano que traficaba cocaína hacia México y a Estados Unidos"
El hacinamiento sería uno de los principales factores que habría conducido al descontrol en las cárceles del vecino norteño. Según un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el 2022 había 36.599 reos en las prisiones ecuatorianas, pese a que su capacidad máxima es para 30.169 detenidos.
En cuatro de estos centros penitenciarios, advierte el mismo informe, se registraba un hacinamiento de hasta el 95%.
Según las autoridades ecuatorianas, Los Choneros actualmente operan principalmente en las provincias de Manabí, Guayas, Los Ríos, El Oro, Santa Elena y Esmeraldas; aunque se conoce que tienen presencia en todo el país debido a los subgrupos criminales que también controlan.
Los Lobos
Sindicados como los autores del asesinato de Villavicencio por un video en el que supuestos miembros del grupo criminal se atribuyen el homicidio, Los Lobos son considerados la segunda banda criminal más grande de Ecuador.
Las autoridades estiman que cuentan con unos 8 mil miembros solo en las prisiones del país. Según InSight Crime, surgieron como una disidencia de Los Choneros, con quienes actualmente mantienen una rivalidad por el control de las principales rutas del narcotráfico y por el poder en las cárceles.
En el 2016, Los Lobos entraron en contacto con la organización criminal mexicana Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes les proveerían de armamento a cambio de asegurar las rutas para la exportación de cocaína, según una investigación del portal Código Vidrio.
Los Lobos formarían parte de la coalición Nueva Generación, un conjunto de grupos criminales que se escindieron de Los Choneros luego de que el entonces cabecilla del grupo muriera en el 2020.
Desde la Nueva Generación se habría ordenado la ola de ataques dentro de las cárceles que conmocionaron al país en febrero del 2021, el objetivo habría sido acabar con alias ‘JR’ y alias ‘Fito’, los dos cabecillas actuales de Los Choneros.
Según la prensa ecuatoriana, Los Lobos concentran sus operaciones en la provincia amazónica de Pastaza y en la ciudad costera de Machala (El Oro).
Sin embargo, al haber ganado control en las prisiones también se ha registrado su presencia en las ciudades de Cuenca, Latacunga, Guayaquil y las provincias de Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo y Azuay.
Los Lagartos
Históricamente, Los Choneros tuvieron dos grandes enemigos: Los Cubanos y Los Gorras. Durante la segunda década de los 2000, la mayoría de líderes de esas organizaciones fueron eliminados en enfrentamientos de pandillas o enviados a prisiones.
Tras las rejas, los cabecillas de Los Cubanos y Los Gorras comenzaron a aliarse entre sí para enfrentar a su enemigo en común. Así fue como surgió la banda de Los Lagartos.
Se considera que este grupo estuvo detrás de la violencia carcelaria que brotó en el 2019 en los penales ecuatorianos y que llevaron al entonces presidente Lenín Moreno a declarar la crisis en las prisiones, una medida que llevó al despliegue del ejército.
La guerra entre ambos grupos, sin embargo, no cesó. Primero, Los Choneros eliminaron a la mayoría de cabecillas de Los Lagartos, luego estos últimos respondieron desatando ataques no solo dentro de las cárceles sino también en las calles de Ecuador.
En junio del 2020, alias ‘Gorras’, considerado el cabecilla principal de Los Lagartos en ese momento, murió debido al COVID-19. Fue el golpe de gracia para la debilitada organización, pues a la muerte del delincuente le siguió una ola de ataques por parte de Los Choneros.
Actualmente, se estima que la organización aún opera pero a menor nivel. Una parte de Los Lagartos alcanzó una tregua con Los Choneros, mientras que otra se podría estar rearmando según las autoridades.
Su influencia se limita a la provincia de Cotopaxi y a la ciudad de Guayaquil, debido a que era la zona de control para el microtráfico tanto de Los Gorras como de Los Cubanos.
Además de ello, Los Lagartos tenían sicarios y grupos armados que brindaban “seguridad” a los traficantes durante su paso por Guayaquil.
Los Tiguerones
Cuando Los Choneros comenzaron a expandir sus operaciones por Ecuador debieron recurrir a diferentes bandas que les permitieran asegurar el paso de la droga proveniente de Colombia en su ruta hacia Guayaquil.
Una de esas bandas era la de Los Tiguerones, surgida en la década del 2010 y con presencia principalmente en la ciudad portuaria de Esmeraldas.
Cuando los enfrentamientos entre bandas comenzó a agravarse en Ecuador y surgieron una serie de grupos disidentes a partir de Los Choneros, Los Tiguerones pasaron a convertirse en enemigos de este grupo criminal.
Aliados ahora con Los Lobos dentro de la infame alianza de la Nueva Generación, Los Tiguerones pasaron de colaborar con el cártel de Sinaloa a través de Los Choneros a hacer negocios con el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Adicionalmente a ello, una investigación de la BBC Mundo reveló que Los Tiguerones sumaron a sus actividades de narcotráfico la de extorsión a empresarios y comerciantes tanto en Esmeraldas como en Guayaquil.
Esta última actividad delictiva, además, los ha llevado a tener presencia en el Perú. Un reportaje emitido por Panorama en julio de este año da cuenta sobre las operaciones del grupo criminal, especialmente en el cono norte de Lima.
Los Tiguerones, incluso, estarían disputándose el territorio con el grupo delincuencial venezolano el Tren de Aragua, según información de la Policía Nacional del Perú compartida con el mencionado programa dominical.
"La guerra entre cárteles mexicanos se ha exportado y el principal escenario hoy es Ecuador"
- Las estadísticas solo han empeorado en los últimos años, ¿cuál sería el origen de este fenómeno de crimen y violencia en Ecuador?
Si uno compara las estadísticas anuales desde el 2019 puede ver un incremento progresivo de las muertes violentas en Ecuador y la mayoría no se dan por robos y asesinatos, sino que están principalmente relacionadas con el crimen organizado y el narcotráfico. Sucede que la guerra entre los cárteles mexicanos se ha exportado a otros países y el principal escenario de disputas entre el cártel de Sinaloa y el cártel Jalisco Nueva Generación es Ecuador. Las antiguas pandillas locales han sido reclutados por esos cárteles. Eso ha hecho que Ecuador se convierta en una plataforma para el crimen organizado, específicamente para la exportación de la cocaína hacia el mundo. Las bandas locales se encargan de manejar la logística de la droga proveniente de Colombia y el Perú para exportarla a mercados internacionales.
- ¿Y por qué eligieron a Ecuador para eso?
Las leyes, la debilidad del Estado, la penetración de las bandas en distintos niveles de las instituciones y la inexistencia o no aplicación de políticas públicas acertadas para enfrentar al crimen organizado han hecho que se incremente de manera progresiva los crímenes violentos, las actividades delictivas y el narcotráfico. Por ejemplo, las incautaciones son solo una parte pequeña de toda la droga que realmente sale de Ecuador camuflada en contenedores de bananos, camarón y otros productos lícitos. Por otro lado, está el problema de las prisiones. Las cárceles que deberían estar custodiadas resultan cayendo bajo el poder de estos grupos criminales, sobre todo las más importantes como la penitenciaria del litoral. En el caso de la penitenciaria de Guayaquil hay ocho pabellones y Los Lobos controlan uno, otro grupo controla otro, así respectivamente. Por eso según mi punto de vista este es un fenómeno diferente al que se vivió en Colombia o en otros países de América Latina. En Ecuador se vive la disputa entre los cárteles por el mercado internacional.
- Este fenómeno inició en los puertos pero ahora vemos crímenes como el de Villavicencio en plena capital, en Quito. ¿Este es un problema nacional o está focalizado en ciertas regiones?
Hay zonas donde la situación es más grave y no hay control del Estado. Por ejemplo, la provincia de Esmeraldas está en una situación crítica. Lo mismo en otras zonas con puertos, como Guayaquil y la provincia del Guayas. En el caso de Manabí también. Desde ahí se organiza la exportación de la droga. El asesinato de Fernando Villavicencio ha conmocionado a la sociedad ecuatoriana porque nunca antes se había visto algo así. Hace mes y medio asesinaron al alcalde de Manta y hasta ahora no hay explicaciones desde el Gobierno sobre los móviles, tampoco hay una explicación clara sobre la muerte de Rubén Cherres, quien tenía vínculos con el cuñado del presidente de la República y se le señalaba de articular intereses de un cártel de la droga.
- ¿Quiere decir que para usted habría otro tipo de móvil detrás del asesinato de Villavicencio?
De acuerdo a lo que yo podría analizar, en función a la poca información que se ha dado, pese a las declaraciones de Villavicecio contra alias 'Fito', lo curioso es que si los cárteles criminales lo hubieran querido matar lo habrían hecho con sus propios hombres. Pero lo asesinaron sicarios colombianos. La conclusión más lógica que puedo sacar es que detrás de este asesinato hay un crimen político, motivado por grupos políticos a los que les incomodaba Villavicencio y decidieron ejecutarlo. Habrá que estar atentos a cómo siguen las investigaciones sobre los detenidos y descubrir quiénes fueron los autores intelectuales.
- ¿Y a nivel del ciudadano de a pie, cómo se vive toda esta situación de inseguridad en Ecuador?
Con mucho miedo e incertidumbre. Uno no se siente seguro donde vive. Es como vivir en un régimen de impunidad, ves a asesinos o narcotraficantes que son arrestados y luego salen libres. Hay una alta sensación de vulnerabilidad en la población, no ven un Estado que les proteja, no ven a una policía que los proteja, ni a unas Fuerzas Armadas que los protejan. Con la situación de Villavicencio, además, ha quedado mucho dolor e indignación porque la mayoría parece coincidir en la sospecha de que es un tema político.