"Se le ha dado un golpe de muerte a nuestra democracia". Así reaccionó Carlos Mesa, el ex presidente de Bolivia que aspira a volver a convertirse en mandatario y ya se perfila como el principal contendor de Evo Morales, quien nuevamente fue habilitado a fin de ser candidato a la presidencia del país para las elecciones del 2019.
Anoche, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) habilitó la postulación del mandatario, con lo que ratificó un fallo del Tribunal Constitucional, pese a que en un referéndum la mayoría de los bolivianos rechazó la intención de Morales –quien gobierna hace casi 13 años– de volver a presentarse como candidato y seguir siendo el presidente más longevo en la historia del país.
Ante la polémica decisión del TSE, los comités cívicos de ocho de las nueve regiones bolivianas convocaron para mañana una huelga nacional, mientras se espera la llegada a La Paz de colectivos ciudadanos que partieron en marcha el fin de semana desde varios puntos del país para reclamar que se respete el límite constitucional de solo dos mandatos consecutivos.
El Comercio conversó con Gonzalo Mendieta, abogado y analista político boliviano, sobre la decisión del TSE y sus posibles consecuencias.
—¿Se esperaba esta decisión del Tribunal Supremo Electoral?
Desde la renuncia de la ex presidenta del Tribunal Supremo Electoral (TSE) Katia Uriona, ya era un secreto a voces que la mayoría en el TSE se iba a inclinar por habilitar la candidatura del presidente Morales.
—¿Las manifestaciones opositoras que se anuncian podrían tener suficiente acogida como para obligar al presidente a dar marcha atrás?
El público adverso al presidente ha ido creciendo en los sectores urbanos. Las marchas, y el paro, estaban preparados para alcanzar su clímax el fin de semana, cuando se esperaba la resolución del tribunal. El TSE se anticipó a evitarse mayores dolores de cabeza. Todo parece indicar que al final tendremos una elección con el presidente Morales, pero donde el voto de indignación se va a reflejar probablemente en el apoyo a alguna candidatura opositora.
—¿Esa candidatura opositora sería la del ex presidente Carlos Mesa? ¿Él podría aglutinar este descontento?
La candidatura de Carlos Mesa se presenta hoy como la más potente, más aun con la disolución de la alianza opositora que tenían los demócratas de Santa Cruz y Unidad Nacional. El último domingo se publicó una encuesta en el diario “Página siete” que le da a Mesa un 34% de apoyo, sobre 29% de Morales.
—¿Evo Morales se ha cegado por el poder en estos años?
Morales nunca fue un adepto total a la democracia liberal. Él cree que es la expresión auténtica del país, y está alentado por un deseo de pervivir en el poder. Creo que nunca abandonó su vocación hegemónica, y me imagino que entre eso y su deseo de prevalecer en la política, ve posible ganar nuevamente. Pero creo que se equivoca.
—¿Bolivia está lista para un gobierno pos-Evo?
Hay demasiadas señales de que el ciclo del MAS [partido oficialista] se está agotando. Ciertamente, un gobierno pos-Evo se ve difícil ahora, pero si el presidente Morales logra ser elegido en el 2019, su siguiente gobierno sería totalmente precario.
—¿Si gana, incluso podría no acabar ese cuarto mandato?
Hay varios ejemplos en Latinoamérica de eso.