El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, durante un evento en el Palacio López en Asunción, Paraguay. (Foto: REUTERS / Cesar Olmedo).
El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, durante un evento en el Palacio López en Asunción, Paraguay. (Foto: REUTERS / Cesar Olmedo).
/ CESAR OLMEDO
Agencia EFE

El presidente, , completó este jueves tres semanas de silencio público a las puertas de un nuevo confinamiento social ante el desborde sanitario por el ascenso de casos de , un repliegue reprobado desde las redes sociales, gremios empresariales y referentes de su propio partido.

Su última comunicación a la ciudadanía fue un mensaje grabado el 6 de marzo anunciando una reforma ministerial en respuesta a la masiva protesta de la noche anterior en Asunción, exigiendo su renuncia por la gestión de la pandemia.

La actitud del mandatario ha sido progresivamente señalada desde diversos sectores, hoy por el presidente del Congreso, Oscar Salomón, también del conservador Partido Colorado, quien dijo a los medios que “es el momento en que el presidente salga a dar explicaciones y tranquilizar a la población en un momento muy difícil de la pandemia”.

Una opinión compartida por la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), con la que el mandatario se reunió anoche para explicar a la jerarquía su política frente a la pandemia.

“Le sugerimos, principalmente, que hable a la gente”, dijo monseñor Amancio Benítez a los medios a la salida del encuentro, añadiendo que el mandatario les indicó que se comunicará con la ciudadanía cuando tenga algo concreto que decir y no promesas.

De acuerdo con el portavoz, el presidente compartió a los obispos que lamenta el hecho de haberse confiando al inicio de la pandemia en el sistema Covax de la Organización Mundial de la Salud, que hasta la fecha solo ha aportado 36.000 vacunas a Paraguay, todas para los trabajadores sanitarios.

El mutismo presidencial también fue remarcado por la Federación de la Producción de la Industria y el Comercio ante el impacto económico de la nueva cuarentena, entre el 27 de marzo y el 4 de abril para frenar los contagios y bajar la presión sobre la sanidad pública.

“Necesitamos concertar, pero no se puede dialogar con quien no quiere o con quien está ausente. Es necesario que quienes se cierran al diálogo cambien, y quienes están ausentes digan presente”, recalcó ese gremio empresarial en un comunicado.

Tras el último mensaje a la ciudadanía del presidente se sucedieron las protestas pidiendo su renuncia, basadas en las deficiencias del sistema de salud publica, sin medicinas y colapsado por la curva epidemiológica, así como por la demora en la llegada de las vacunas.

En ese lapso el mandatario esquivó el intento de juicio político que presentó la oposición, con la acusación de mal desempeño de sus funciones en el manejo de la pandemia, una iniciativa que fue desbaratada por oficialismo gracias a su mayoría en la Cámara Alta.

Sin embargo las salas respiratorias y de terapia intensiva, ya de por sí limitadas, siguen al máximo de ocupación y las vacunas en el país de momento son para el personal de blanco.

Ello en medio de una segunda ola y récords de contagiados que provocaron la estricta cuarentena que entrará en vigor el sábado.

El Ministerio de Salud informó la víspera la muerte de 51 personas por coronavirus, la mayor cifra hasta la fecha del registro diario, que eleva el total de decesos a 3.869 y el de contagios a 200.823, en una población de algo más de siete millones.

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