La reforma de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y a su Relatoría de Libertad de Expresión, impulsada vigorosamente por Ecuador, parecía un tema cerrado en la OEA. Sin embargo, en las últimas semanas el gobierno de Rafael Correa revitalizó sus ideas de cambio en encuentros de alto nivel realizados en Galápagos y Haití, en mayo último, gracias al apoyo de los países miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) y otras naciones de la región.
Como se sabe, la CIDH es un órgano autónomo de la OEA que se ocupa de la promoción y protección de los derechos humanos. Sus críticas a las acciones y las omisiones de los Gobiernos de la región han provocado el rechazo de algunos de ellos. Por ejemplo, Venezuela acusa a la CIDH de estar “parcializada” en su contra, mientras que el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, la considera un “instrumento de persecución” dominada por los “países hegemónicos”.
Solo el año pasado, el representante de Caracas en la OEA dijo que la CIDH "es un instrumento del imperio", Correa señaló que es "uno de los últimos vestigios del neoliberalismo de la región" y el presidente de Bolivia, Evo Morales, declaró que la CIDH ve violaciones "únicamente en países que no comparten las políticas del gobierno de Estados Unidos".
Ante ello, Ecuador plantea una reforma que busca cambiar su sede, modificar su estatuto para limitar su autonomía e impedir que la Relatoría de Libertad de Expresión pueda conseguir fondos para operar. Asimismo, contempla instalar en la Relatoría un Código de Conducta para que no pueda supervisar en libertad lo que ocurre en países como Venezuela o Ecuador.
Todos estos cambios planteados por Correa serán tratados a partir de hoy en la 44 Asamblea General de la OEA que se extenderá hasta el jueves en Asunción, Paraguay. Fuentes del organismo hemisférico han manifestado su incomodidad ya que si bien el tema formal de la Asamblea es la inclusión social, la resolución que presentará Ecuador para debilitar a la CIDH pasará a ser el verdadero objetivo de esta reunión. En pocas palabras, lejos de dialogar sobre cómo superar la desigualdad y la pobreza, los cancilleres y sus asesores deberán debatir las propuestas ecuatorianas.
Cabe recordar que Correa ya ha intentado golpear a la CIDH y en particular a la Relatoría de Libertad de Expresión en varias oportunidades, pero se ha enfrentado a la clara oposición de Costa Rica, México, Panamá, Uruguay, Colombia y Chile. Perú, que al inicio se mostró dubitativo, al final se sumó a estos estados democráticos e impidió que estas reformas debiliten a la Relatoría.