México DF, El Universal / GDA
Tras cuatro días de mantener bajo custodia a Rosa del Carmen Verduzco, directora del albergue La Gran Familia, la Pocuraduría General de la República (PGR) no presentó cargos contra ella, señalaron personas cercanas a la mujer.
El solo hecho de pensar en la despedida, hace que Adriana se desvanezca en el suelo y que la calle le parezca un abismo absoluto. En el último minuto y casi en la puerta del único lugar que conoce como hogar, tiene un arranque y se regresa corriendo para abrazar a Fidel. Se aferra a su otra mejor amiga Cristina, y los tres adolecentes lloran a mares.
Poco le importan a Adriana los aplausos, los buenos deseos de decenas de gente extraña que presencian la salida del segundo grupo de niños y adolescentes, que ayer sumaron ya 167, que han dejado para siempre lo que algunos llaman el infierno de 'Mamá Rosa'.
Nada le importa a Adriana. Ahí conoció todo lo que ama y odia en esta vida. Su única familia. Sus únicos hermanos y amigos.
Desde el viernes por la noche comenzó la despedida dolorosa de los niños-presos de Rosa Verduzco. Primero sacaron a 48 niños que trasladaron a Jalisco y Guanajuato para ser entregados a sus familiares, previas certificación de pruebas y documentos de identidad.
Ella no se quiere ir y viajar en ese autobús blanco que le espera rumbo a Guanajuato, de donde salió hace cuatro años hacia una vida de maltrato, violencia y vejaciones, dice, y que sólo paliaba la presencia de Fidel, de quien se enamoró.
Sólo quiere quedarse con él y tomarlo de la mano para siempre, dice que enloquecerá si no lo ve. A los 14 años el mundo lo representa una sola persona.
Decenas de veces se cortó las muñecas y el antebrazo, unas veces para divertirse, otras para suicidarse. Hoy lo reconsidera y quiere un cuchillo cebollero para matarse antes de separarse de Fidel, su mejor amigo, novio, hermano, refugio, clama la adolescentes.
Esta semana el gobierno federal coordinó la entrega y salida de 167 internos, 54 de ellos menores de edad. Muchos iban sonrientes, otros curiosos y los menos llorosos, tristísimos por separarse de sus seres queridos, de la familia que formaron en este sitio.
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