El régimen de Nicolás Maduro suele decir con cierta frecuencia que hay planes terroristas en marcha para sacarlo del poder y hasta para asesinarlo, a menudo con la participación de “mercenarios extranjeros”. El último acusado de este tipo de actos es el gendarme argentino Nahuel Gallo, cuya detención en Venezuela ha provocado un nuevo episodio de tensión entre Buenos Aires y Caracas.
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Gallo, cabo primero de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA), de 33 años, fue arrestado el 8 de diciembre en Venezuela tras ingresar a ese país desde Colombia, a través de un paso fronterizo terrestre. Las autoridades argentinas afirmaron que la intención del gendarme era llegar al estado venezolano de Táchira (oeste) para visitar a su pareja y al hijo de ambos, que cumple dos años en enero.
La pareja, María Gómez, de nacionalidad venezolana y residente argentina hace seis años, dijo a la prensa local que Gallo fue trasladado en una “camioneta negra” por la Dirección General de Contrainteligencia Militar de Venezuela (DGCIM).
La mujer afirmó que se encuentra en Puerto La Cruz (oriente de Venezuela) “por razones personales” desde hace siete meses y que se comunicó por última vez con Gallo el 8 de diciembre. “Todos estamos angustiados”, declaró a la radio en los últimos días.
El lunes 16, el ministro de Interior de Venezuela, Diosdado Cabello, confirmó la detención de Gallo, a quien acusó de viajar al país caribeño a “cumplir una misión”, sin dar más detalles.
Un día después, el canciller Yván Gil, afirmó que el gendarme argentino está siendo procesado por supuestos “planes terroristas” que “comprometen” al presidente de Argentina, Javier Milei, y a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
“(Milei y Bullrich) han cometido un grave error y han dejado en el camino innumerables pruebas físicas que los comprometen en un plan terrorista (...) Fueron descubiertos con las manos en la masa tratando de introducir elementos violentos en Venezuela”, dijo Gil a través de Telegram.
Según el régimen, Gallo era parte de un “plan terrorista” contra Venezuela con la participación de “mercenarios extranjeros”. Las autoridades también dijeron que hallaron “más de 470 fusiles” con los que se pretendía “causar muertes” en el país caribeño.
Duro cruce
El caso provocó un duro cruce de acusaciones. El martes 17, el presidente de Argentina, Javier Milei, calificó a Nicolás Maduro de “dictador criminal”, al denunciar el “secuestro ilegal” de Gallo.
“Quiero referirme al secuestro ilegal de Nahuel Gallo en Venezuela. Fue detenido por las fuerzas de seguridad a cargo del dictador criminal Nicolás Maduro por el único delito de visitar a su pareja y su hijo”, expresó Milei en un acto de entrega de sables y medallas en el Colegio Militar.
Más temprano, la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, calificó la detención como “un acto casi de guerra” y acusó al régimen de Maduro de tomar rehenes extranjeros para “asegurarse su impunidad” en momentos en que se acerca la toma de poder del próximo 10 de enero.
“Creemos que están acumulando prisioneros”, dijo Bullrich, a la radio Mitre, “para protegerse de haber robado un gobierno. Están capturando gente, turistas, gente normal y poniéndolos de rehén del régimen para ‘asegurarse’ la impunidad”.
En respuesta, Diosdado Cabello llamó “fascista” y “enferma de odio” a Bullrich y rechazó la versión del Gobierno argentino sobre las razones de Gallo para viajar a Venezuela.
Bullrich advirtió a Cabello: “Liberá a Nahuel Gallo o atenete a las consecuencias”. “Sos el lacayo de una dictadura criminal y cobarde. Secuestrar a un gendarme argentino no te hace fuerte, te muestra desesperado. La Argentina no se somete a tiranos. Cada minuto que lo retenés, quedás más expuesto como el opresor miserable que sos. La libertad nunca se arrodilla ante dictadores”, afirmó.
El gobierno argentino exigió la liberación inmediata de Gallo y aseguró que agotará todas las vías diplomáticas para devolverlo sano y salvo a Argentina. También afirmó que no es recomendable para sus ciudadanos viajar a Venezuela.
“Más que una recomendación, es una obviedad que uno se acerca a una dictadura cruel como es la de Maduro o como el régimen chavista, efectivamente eso conlleva un peligro inherente al acercamiento a esa dictadura. Así que, es una obviedad el que ir de visita a una dictadura implica riesgos”, dijo el portavoz presidencial, Manuel Adorni, durante una conferencia de prensa en la Casa Rosada.
La relación entre ambos países ya era tensa. Seis colaboradores de la líder opositora venezolana María Corina Machado se encuentran refugiados en la embajada argentina en Caracas desde marzo. Además, la legación argentina está custodiada por Brasil desde el 1 de agosto, luego de que Venezuela rompiera relaciones con Argentina por su posición sobre las cuestionadas elecciones del 28 de julio en las que Maduro fue declarado ganador.
Luis Nunes, analista político venezolano afincado en el Perú, señala que la detención de Gallo por parte del régimen es un elemento distractor más. “Simplemente es una excusa para cansar la paciencia de Argentina y lograr que el presidente Javier Milei, que no tiene pelos en la lengua, le conteste de la forma que le contestó. Ahora vamos a estar en este toma y daca por lo menos hasta el 10 de enero”, dice a El Comercio.
Por su parte, José Carrasquero, analista político venezolano experto en campañas electorales, apunta que si bien las relaciones de ambos países ya están bastante deterioradas, este episodio ahonda ese deterioro y separa aún más las agendas de ambas partes. “Por lo pronto, al régimen de Maduro esto le tiene muy sin cuidado, porque pone toda su agenda en alejarse del resto del mundo”, señala.
“En todo caso, basta preguntarse cómo una sola persona va a llegar a tumbar un gobierno, sobre todo si hablamos de una persona que tiene un vínculo sentimental con la mamá de su hijo y la va a visitar a Venezuela. ¿Cuál es el terrorismo que se ve ahí? Es ridículo”, añade Carrasquero.
Una estrategia conocida
Los expertos coinciden en que arrestar personas, entre ellos extranjeros, para acusarlos de querer atentar contra el gobierno no es nuevo para el régimen de Maduro.
“Es el comportamiento clásico de un criminal, el régimen obtiene rehenes y después intercambia esos rehenes por otras cosas. Intercambiaron a los sobrinos de Nicolás Maduro, conocidos como los narco sobrinos, por unos norteamericanos que estaban presos en Venezuela. Más adelante también cambiaron a Alex Saab por otra persona. Es una práctica habitual para ellos”, dice Carrasquero.
Añade que usar la victimización es normal en los regímenes dictatoriales o autoritarios, que siempre tienen que buscar un enemigo o alguien que los persigue. Es habitual recurrir a la figura de un supuesto golpe de Estado o asesinato.
“Es lo que siempre han dicho. Si tú revisas los últimos 25 años del chavismo, este es el gobierno más perseguido, con más atentados. Al final se la pasan en una lloradera, me imagino que para causar lástima en quienes los siguen o les hacen caso”, afirma.
Nunes considera que este también es un caso de venganza política por el asilo concedido a opositores en la embajada argentina. “Las fuerzas del régimen todavía no se han atrevido a infringir la norma diplomática y no han entrado a la embajada, pero sí han invadido las casas alrededor. La detención de este gendarme es una venganza. No tiene ningún fundamento jurídico, el señor estaba en una visita familiar”, señala.