Las lluvias dan un respiro a los uruguayos, pero no resuelven la crisis hídrica en el país

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“Hacia finales de la semana pasada llovió un poco en la cuenca de Santa Lucía, la zona más caótica en medio de la alerta hídrica declarada hace casi un mes en Uruguay”, explica a El Comercio el meteorólogo uruguayo Nubel Cisneros.

Esto ha permitido que los niveles de reserva del embalse de Paso Severino, el más importante de la capital uruguaya, supere los 6,5 millones de metros cúbicos, según el último informe de Obras Sanitarias del Estado (OSE) y el Ministerio de Salud Pública.

En el momento más crítico de la sequía, los niveles del reservorio estuvieron por debajo del 6% de su capacidad total.

Ante la falta de lluvias, las autoridades uruguayas tuvieron que desviar las aguas del río Santa Lucía, la desembocadura del río de La Plata, para abastecer al reservorio. Los altos niveles de contaminación, además de las diferencias en la composición de dichas aguas, provocaron que los hogares de la capital tuvieran un suministro de aguas hediondas y de sabor extraño, según reportaron los propios vecinos.

Este tema es especialmente sensible en Uruguay, pues el país fue el primero en el mundo en incluir el acceso al agua como un derecho humano dentro de su Constitución.

Según declaró a EFE la ingeniera agrónoma Anahit Aharonian, sin embargo, esto “se ha ido violando una y otra vez a través de distintas medidas” como la ley de riego del 2017, que “facilita la privatización”, y recién un episodio del 2013 en que “salió agua con mal gusto y mal olor” motivó que sesionaran comisiones de cuencas que integran investigadores.

“El agua ya no se puede beber, tiene mucha sal, mucho sodio”, comentaba el 7 de julio a este Diario el meteorólogo Cisneros.

En una nueva conversación sostenida este lunes, el experto aseguró que si bien “aún estamos lejos de los niveles normales”, la situación ha mejorado y “los niveles de sodio no están tan elevados porque se comenzó a tomar menos cantidad de agua de la desembocadura del río de La Plata. Es decir, el agua es más potable”.

“No hay que olvidar que esta es una solución temporal. Estamos transitando por una época de invierno, el consumo de agua es mucho más bajo que en épocas de calor. Por ahora no hay lluvias previstas para los próximos días sino mas bien temperaturas elevadas en las jornadas cercanas. Hay que estar muy atentos a cómo evolucionan los niveles del río Santa Lucía”, advierte Cisneros.

Se espera que la época de lluvias empiece recién en septiembre en Uruguay, por lo que se prevé que luego de esta breve temporada de precipitaciones la crisis recrudezca.

Las razones detrás de la histórica sequía que afronta el país sudamericano son diversas. Entre las principales destacan el calentamiento global, el fenómeno de La Niña y un crecimiento demográfico que ha provocado un aumento en la demanda del recurso.

Sin embargo, un sector de la población también reclama que la crisis se ve agravada por una falta de control hacia diferentes industrias como la ganadería, la agricultura y la silvicultura.

Sobre este último punto hace especial énfasis la editorial publicada este lunes por el influyente diario británico The Guardian, donde se critica por ejemplo que en el 2019 se haya utilizado más de 50 veces la cantidad de agua destinada al suministro de agua potable para la producción de arroz, pulpa de madera, soya y carne de exportación.

Por el momento, la reacción del gobierno de Luis Lacalle Pou ha estado orientada principalmente a soluciones de efecto inmediato. Por ejemplo, se decidió exonerar de todo impuesto a las aguas embotelladas para abaratar los costos luego de que la demanda del producto se triplicara en la capital uruguaya.

Al respecto, un enviado especial de la ONU elaboró un informe que se publicó el último jueves donde critica que el gobierno esté alentando medidas para que la población “deba pagar para acceder al agua, cuando muchos no tienen los recursos para hacerlo”. Las palabras no fueron bien recibidas en el Palacio Estévez, llevando a que representantes del gobierno y del organismo supranacional se reunieran a finales de la semana pasada para limar asperezas.

La tarea pendiente, sin embargo, será establecer una ruta para una situación que promete solo empeorar con el paso del tiempo.

“Esto debe servir para tomar previsiones a futuro. Ya se está haciendo un embalse desde el río San José hacia el río Santa Lucía, es una medida a corto plazo pero en algo beneficiará. Además, espero que las autoridades ya estén gestionando otras represas para evitar una situación tan catastrófica como la que hemos vivido hace unos días”, comenta Cisneros.