Alek Minassian, el presunto autor del atropello masivo en Toronto (Canadá), es un hombre de pocas palabras. De los diálogos que tuvo con la policía destaca que pidió morir a manos del oficial que buscaba detenerlo. Este martes, apenas mostró emoción al escuchar los cargos en una breve audiencia inicial en un tribunal de la ciudad canadiense.
Tenía la cabeza rapada y miraba hacia el suelo cuando los fiscales anunciaron que lo acusaban de 10 cargos de asesinato en primer grado.
Se le pidió que dijera su nombre y si entendía la orden de no tener contacto con nadie herido en el sitio donde la tarde del lunes atropelló a una multitud a bordo de una camioneta blanca y acabó con la vida de diez personas. El joven de 25 años no se declaró culpable de los cargos y recibió la orden de regresar al tribunal el 10 de mayo, detenido sin derecho a fianza.
Hasta ahora las autoridades no han revelado un posible motivo o causa, aunque "definitivamente el incidente pareció deliberado”, dijo el jefe de policía Mark Saunders a reporteros en una conferencia de prensa a última hora de la noche.
Minassian, que vive en Richmond Hill, un suburbio de Toronto, no tenía antecedentes policiales, precisó Saunders. Un perfil en redes sociales lo describía como estudiante universitario.
Según los medios canadienses, Alek Minassian asistió a una escuela secundaria donde un compañero de clase lo recordó como una persona "absolutamente inofensiva".
El drama comenzó este lunes a la hora del almuerzo, cuando el chofer condujo su vehículo hacia la multitud. Instantes después la calle quedó cubierta de sangre, zapatos y cuerpos.
Las autoridades indicaron que confrontó a un oficial de policía que buscaba arrestarlo tras el atropello, pero a la postre bajó su arma y fue detenido. En el careo con el agente de seguridad, le gritó: "mátame".
El atropellamiento tuvo lugar a unos 16 km de donde se celebraba una reunión de los cancilleres del Grupo de los Siete (G7), pero funcionarios estatales aseguraron que no había evidencias de que el incidente haya tenido que ver con ese evento.
El ataque sacudió las calles generalmente pacíficas de Toronto, una ciudad multicultural con una población de 2,8 millones de habitantes. La icónica CN Tower del centro de Toronto, que normalmente está iluminada por la noche, estaba en oscuridad el lunes tras el ataque.
Fuente: Agencias