Riad. El nuevo rey Salman de Arabia Saudí prometió este viernes mantener el rumbo de la política de la primera potencia petrolera del planeta, tras la muerte y el entierro de su predecesor, su medio hermano Abdalá.
Tras la tradicional oración de los viernes, el ex jefe de Estado saudita, de unos 90 años, fue enterrado durante la tarde en un cementerio próximo a la mezquita Imam Turki de la capital en presencia de numerosos dignatarios árabes y extranjeros.
Uno de los primeros en llegar al funeral fue el vice primer ministro de Omán, Fahd bin Mahmud al Said, acompañado de una delegación de alto nivel.
También llegaron al aeropuerto de Riad el emir de Kuwait, jeque Sabah al Ahmad al Sabah, y el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Zani, acompañados por sus respectivos representantes.
Igualmente se han trasladado a la capital saudí el rey Abdalá II de Jordania, el primer ministro de Turquía, Nawaz Sharif, y el presidente de ese país, Recep Tayip Erdogan.
El primer ministro egipcio, Ibrahim Mehleb, junto a varios ministros, también se encuentran ya en Riad, a la espera de la llegada del presidente, Abdelfatah al Sisi, que canceló su participación en el Foro Económico Mundial de Davos para asistir al funeral de Abdalá, con el que mantenía una estrecha relación de cooperación.
Abdalá fue ingresado en el hospital el pasado 31 de diciembre para someterse a múltiples pruebas médicas, que demostraron tres días más tarde que sufría una neumonía que le dificultaba la respiración.
Por otro lado, el nuevo rey Salman, hermano de Abdalá, ordenó también celebrar hoy, después del entierro y durante el rezo de la tarde, la conocida como "la oración del ausente", en todas las mezquitas del país.
Tras la muerte anoche del rey Abdalá bin Abdelaziz, el trono fue heredado inmediatamente por Salman, que tomó esas primeras decisiones como nuevo rey de Arabia Saudí.
Numerosos saudíes dieron su último adiós al monarca en internet, aunque algunos activistas de la libertad de expresión y de los derechos de las mujeres fueron más críticos.
En un país donde los medios oficiales están estrictamente controlados, internet ofrece un espacio de libertad a los saudíes, si bien la red no está exenta de vigilancia, como demuestra el reciente arresto del bloguero Raef Badaoui, condenado a 1.000 latigazos y diez años de prisión por "insultar al islam".
"Que Dios lo perdone y tenga piedad de él", retuiteó la cuenta del bloguero tras la muerte del soberano.
Fuente: Agencias