Damasco. [AFP]. El ejército de Siria arrebató este sábado a yihadistas y rebeldes la ciudad clave de Saraqib, en la provincia de Idlib, una victoria más para el régimen, inmerso en una ofensiva para reconquistar el noroeste del país.
► Qué se sabe de la inédita escalada militar entre soldados turcos y sirios en el noroeste de Siria
► “Decidí quedarme y ayudar a esta gente”, la doctora siria cuya historia podría ganar un Oscar
► Fuerzas turcas matan a más de 30 soldados sirios en represalia por bombardeo
Damasco sigue avanzando por un eje estratégico, pese a las advertencias de Turquía, que apoya a grupos rebeldes sirios y que este sábado amenazó con represalias si sus puestos de avanzada en la región resultan atacados.
Apoyado por la fuerza aérea rusa, el régimen de Bashar Al Asad lanzó en diciembre una nueva ofensiva contra el último gran bastión de los yihadistas y los rebeldes, matando a más de 300 civiles, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), lo que llevó a más de medio millón de civiles a abandonar sus hogares, indicó la ONU.
“Unidades del ejército controlan ahora la totalidad de la ciudad de Saraqib”, situada en el cruce de dos autopistas estratégicas de la provincia de Idlib, indicó la televisión estatal, que retransmitió imágenes en directo de barrios de la ciudad, desiertos.
La agencia de prensa oficial Sana anunció el final de las operaciones de “limpieza” de la ciudad.
Saraqib se encuentra en el cruce de dos autopistas estratégicas, la M5 y la M4, que el régimen quiere reconquistar para favorecer la economía, destruida tras nueve años de guerra.
La M5 une Alepo, la segunda ciudad más grande del país y antiguo centro económico de Siria, con Damasco, la capital, mientras que la M4 conecta por su parte Alepo a la ciudad de Latakia, feudo del régimen.
Según el OSDH, el régimen controla ya cerca de la mitad de la provincia de Idlib y prácticamente la totalidad de la M5, excepto un tramo de unos 30 km situado en el suroeste de Alepo.
A finales de enero, las fuerzas del régimen, con la ayuda de Rusia, reconquistaron la ciudad clave de Maaret al Numan (la segunda más grande de la provincia de Idlib), por la que también pasa la M5, la carretera más larga del país.
El sábado, la fuerza aérea rusa bombardeó varios sectores en la región, según el OSDH, sobre todo en el oeste de la provincia de Alepo, escenario de importantes ataques desde hace semanas.
Aún así, más de la mitad de la provincia de Idlib y sectores aledaños de las provincias vecinas de Alepo, Hama y Latakia siguen en manos de los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS, exrama siria de Al Qaida).
En la región, de tres millones de personas, también están presentes otros grupúsculos yihadistas y grupos rebeldes debilitados.
Nueva advertencia de Ankara
Ante el avance de las fuerzas progubernamentales, Turquía, que respalda a algunos grupos rebeldes, reiteró sus advertencias, tras haber enviado refuerzos militares a sus posiciones en Idlib.
Desde el viernes, 350 vehículos cruzaron la frontera sirio-turca rumbo a Idlib, según la agencia estatal turca Anadolu.
“Todos los refuerzos fueron enviados hacia sectores situados al noroeste de Saraqib”, afirmó por su parte el OSDH.
En virtud de un acuerdo con Rusia, Turquía tiene 12 puestos de observación en Idlib, tres de los cuales están rodeados por las tropas de Bashar al Asad, en el sureste de Idlib.
Ankara no ha dejado de subir el tono respecto a Damasco, desde que unos combates de una violencia inusitada entre militares turcos y progubernamentales causaran 20 muertos en ambos bandos.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dio un ultimátum al régimen de Al Asad y le exigió que aleje sus tropas de los puestos de observación antes de que termine el mes.
También le pidió a Moscú que presione al régimen sirio para que cese su ofensiva.
Un corresponsal de la AFP en el lugar vio a soldados turcos dirigirse hacia un aeropuerto militar en la región de Taftanaz, 16 kilómetros al norte de Saraqeb. Otros se desplegaron en la base militar al sur de la ciudad de Idlib.
El ministerio turco de Defensa afirmó que “en caso de nuevo ataque, una respuesta apropiada será aplicada de la manera más fuerte, basada en el derecho a la autodefensa”.
El frente de Idlib representa la última gran batalla estratégica para el régimen, que controla más del 70% del territorio sirio, según el OSDH.
El conflicto en Siria ha dejado más de 380.000 muertos desde 2011 y obligado a millones de personas a abandonar sus hogares.