Bagdad, Reuters
Combatientes de la milicia Estado Islámico tomaron el domingo el control de la mayor represa de Iraq, un yacimiento de crudo y tres ciudades tras infringir la mayor derrota a las fuerzas kurdas desde que comenzaron a operar en la región en junio.
La captura de la represa de Mosul después de una ofensiva de apenas 24 horas podría dar a los milicianos sunitas la capacidad de inundar grandes ciudades del país, como parte de su campaña para derrocar al Gobierno chiita del primer ministro Nuri al-Maliki.
"Las bandas terroristas del Estado Islámico han tomado el control de la represa de Mosul tras la retirada de las fuerzas kurdas sin que se produjera un combate", dijo la televisión estatal iraquí.
Pero un funcionario kurdo en Washington dijo a Reuters que el dique seguía bajo control de las tropas "peshmerga", aunque agregó que las localidades de los alrededores eran controladas por el Estado Islámico.
La rápida retirada de las tropas de la "peshmerga" kurda es un aparente revés para una de las únicas fuerzas de Iraq que hasta ahora se había mantenido firme frente a los combatientes sunitas, que quieren redefinir las fronteras de Medio Oriente.
El Estado Islámico, que considera a la mayoría chiita de Iraq como apóstatas que merecen la muerte, también capturó el yacimiento de Ain Zalah, que se suma a otros cuatro campos y tres ciudades que ya están bajo su control.
Los insurgentes encontraron una fuerte resistencia kurda solo al inicio de su más reciente ofensiva, cuando tomaron la ciudad de Zumar.
Entonces, los islamistas levantaron sus banderas negras, un ritual que habitualmente precede a ejecuciones en masa de los oponentes capturados y la imposición de una ideología que incluso Al Qaeda considera extrema.
El grupo, que ha declarado un califato en partes de Iraq y Siria, presenta el mayor desafío a la estabilidad del país miembro de la OPEP desde la caída del dictador Saddam Hussein en el 2003.
Desde que miles de soldados iraquíes huyeron ante la ofensiva de Estado Islámico, las milicias chiitas y los combatientes kurdos se han convertido en una importante línea de defensa contra los insurgentes, que han amenazado con marchar hacia Bagdad.
Pero los combates del domingo han puesto en duda la eficacia de los combatientes kurdos y han aumentado la presión sobre los líderes iraquíes para que formen un Gobierno de alianza capaz de frenar al Estado Islámico.