
¡Buen día, estimado lector! En circunstancias normales usted debería estar empezando a leer aquí unos cuantos párrafos sobre las elecciones en Ecuador: la contundente victoria del mandatario Daniel Noboa, la nueva derrota del correísmo y los inmensos desafíos que tendrá por delante -esta vez con un mandato completo de cuatro años- el presidente electo más joven en la historia del vecino del norte, donde la criminalidad y la violencia narco han recrudecido y la crisis económica no da tregua a una población empobrecida.
Pero no fue un fin de semana normal. Con Latinoamérica pendiente del escrutinio de votos de la segunda vuelta en Ecuador, cayó la noticia de la muerte de Mario Vargas Llosa (MVLL) volviendo secundario todo lo demás y sacudiendo tanto a nuestra región como a buena parte del planeta. Y no solo fue un remezón en el ámbito literario y cultural sino que alcanzó las altas esferas gubernamentales. Tal la enormidad y complejidad del Nobel de Literatura 2010, que siempre estuvo ‘prendido’ en el debate político y social del mundo.
Escuchamos entonces al presidente chileno Gabriel Boric referirse a MVLL como “un demócrata a toda hora y un escritor gigante que describió América Latina con una pluma de desgarros reales en una ficción interpeladora”, al exmandatario colombiano Álvaro Uribe tildándolo de “maestro de maestros que nos deja derrotero para el futuro” o al gobernante guatemalteco Bernardo Arévalo calificándolo de “agudo intérprete de las rutas y destinos de Hispanoamérica”. Y hasta a la jefa de Estado mexicana Claudia Sheinbaum marcando que “más allá de diferencias políticas, siempre hay que reconocer la grandeza de un escritor”.
Desde el Viejo Continente, el presidente del Gobierno Español, Pedro Sánchez, presentó a MVLL como un “maestro universal de la palabra con un cúmulo de libros clave para entender nuestro tiempo” y el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, puso de relieve actitudes como “la tolerancia, el respeto y la defensa decidida de la libertad como valor supremo” al tiempo de un apasionado compromiso frente a toda forma de autoritarismo en la vida de Vargas Llosa.
Pero, sin duda, uno de los homenajes más emotivos vino de Francia, que bien puede considerarse una de las patrias literarias de MVLL, quien además se convirtió allí en el 2023 en el primer escritor sin obra original en francés en incorporarse a la prestigiosa Academia Francesa. El mandatario Emmanuel Macron no dudó en proclamar que Vargas Llosa “perteneció a Francia” y que “con su obra opuso la libertad al fanatismo, la ironía a los dogmas, un ideal tenaz frente a las tormentas del siglo”. Ya descansa, despedido con admiración, uno de los peruanos más universales del planeta. ¡Hasta la próxima semana!