El pasado viernes se publicó en este Diario una entrevista en que el periodista Pedro Salinas hace una serie de afirmaciones que no corresponden a la verdad y es de justicia aclarar.
Por ejemplo, alude a una carta que Luis Fernando Figari escribió presentando supuestos descargos a las acusaciones que se le han imputado, y afirma que fue distribuida en nuestra organización. La verdad es que Figari pretendía que Alessandro Moroni, superior general del Sodalicio de Vida Cristiana, la divulgara como un documento interno. Moroni se negó por no estar de acuerdo con los argumentos legalistas de la carta, que no satisfacían el deber moral de aclarar las graves acusaciones.
Tampoco es cierto que Figari haya enviado la carta a todos los sodálites. Se la mandó a unos pocos –yo, siendo superior regional en el Perú, no la recibí– como también a algunos amigos y familiares suyos. Lo hizo por cuenta propia y pasando por alto el parecer del superior general
Es falso, asimismo, que el Sodalicio proteja a Figari. Ante la imposibilidad de expulsarlo mientras no se concluye el proceso en el Vaticano, hemos hecho todo lo posible para que se mantenga alejado de la vida de nuestra comunidad.
Por eso, hasta que la Santa Sede se pronuncie, solo podemos reiterar nuestro claro y contundente deslinde moral con respecto a Figari, tal como lo ha expresado nuestro superior general en repetidas oportunidades, tanto de manera pública como en nuestra comunidad. Lo más importante es llegar a la verdad y en ello estamos comprometidos firmemente.
Salinas se refiere a la solicitud hecha por el presidente de la Comisión Ética para la Justicia y la Reconciliación para que Figari comparezca ante ella, y afirma que nuestro superior general se opuso a dicho pedido. La verdad es que Moroni ha explicado que existe una imposibilidad que él mismo tiene que acatar, una vez que las autoridades del Vaticano pidieron que Figari no regrese al Perú hasta que termine la visita apostólica, de manera que no se afecte el debido proceso al que está sometido. Frente a esta situación, Moroni está interponiendo sus oficios para concertar una entrevista por videoconferencia o algún otro medio.
Falso también es que hayamos pedido cualquier compromiso de confidencialidad, y mucho menos silencio, a ninguna de las personas que ayudamos.
No podemos dejar pasar las afirmaciones falsas y difamatorias que ha emitido Salinas, quien acusa a dos miembros de nuestra comunidad de complicidad en hechos gravísimos, sin presentar otro fundamento que su opinión. Consideramos que también en este caso hay un deber moral con la verdad y la honra.
Estos temas son dolorosos, el sufrimiento de las víctimas merece la mayor atención y respeto. Llegar a la verdad requiere dedicación y cuidado. Precisamente por eso, la combinación de especulaciones y apariciones del autor de “Mitad monjes, mitad soldados” (2015) está llevando a que, lejos de acercarnos a la verdad, se genere mayor distorsión y confusión.
Nuestra institución pasa hoy por un proceso muy serio de revisión, renovación y reconciliación. Queremos reiterar nuestro pedido de ayuda a todos lo que quieran cooperar con honestidad en este proceso.