En los últimos siglos, las grandes luchas por los derechos civiles se han visto enmarcadas principalmente en la defensa de los derechos de las mujeres y la abolición de la esclavitud y la segregación racial, costumbres arraigadas y consideradas “normales” durante mucho tiempo. En la actualidad, son los derechos de la comunidad LGBT los que han tomado la posta de la lucha en busca de la libertad y la igualdad para todos y todas.
Así, en setiembre del 2013, decidimos someter al debate público un tema que no podía seguir siendo relegado y visto como prohibido: la unión civil entre personas del mismo sexo; ello a fin de revertir el vacío legislativo que existe en nuestro ordenamiento y poder eliminar la inequidad que se tiene, reconociendo los derechos civiles de cerca de tres millones de peruanos y peruanas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales.
Y es que con la aprobación de la unión civil, se sentará efectivamente el reconocimiento del derecho a la igualdad y libertad que toca a todo ser humano, libre de toda discriminación, ya que las parejas homosexuales deben ser tratadas de la misma manera que las parejas heterosexuales. En este sentido, se concretizaría la manifestación del libre desarrollo y el de poder llevar a cabo el proyecto de vida en común que han elegido dos personas del mismo sexo mayores de edad, permitiendo con ello su realización como seres humanos en la sociedad.
Esto, en el tiempo transcurrido, ha sido reconocido por las principales instituciones técnicas del país relacionadas con temas de justicia y derechos humanos: el Ministerio de Justicia, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía de la Nación y el Poder Judicial, que se han pronunciado a favor de nuestro proyecto de ley y de que en nuestra legislación se regulen las uniones de personas del mismo sexo. Además, las Naciones Unidas y Amnistía Internacional han instado a que en el Perú las parejas homosexuales sean tratadas de la misma manera que las parejas heterosexuales.
Por tanto, prontos a comenzar el debate en marzo en el Congreso, este debe reflexionar que cuenta con la ocasión de dar respuesta a quienes durante años han sido menospreciados y cuyos derechos han sido ignorados, su dignidad ofendida, su identidad negada y su libertad reprimida. En los próximos días los congresistas miembros de la Comisión de Justicia tendrán la oportunidad de devolver a nuestros miles de compatriotas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales el respeto que se merecen, reconocer su dignidad y restituir su libertad. Tendrán la oportunidad de decidir de qué lado de la historia quieren estar y ser recordados. Del lado de la justicia social, como propulsores de una sociedad más digna, decente, incluyente y tolerante; o de aquella remota de siglos pasados integrada por esclavistas, marginadores y humillantes.
Es verdad que la comunidad LGTB es tan solo una minoría. Pero debe saberse que la aprobación de la unión civil será un triunfo de todos los peruanos y peruanas, pues creemos que es la victoria de la libertad y de la igualdad. Con ello, estamos construyendo un país más decente, y una sociedad decente es aquella que no humilla, oprime ni sojuzga a sus miembros, lo cual nos hace finalmente mejores a todos.