Prioridades en movilidad en el sillón municipal

Patricia Alata

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Los candidatos y sus propuestas viales sexys

David Fairlie

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“A la municipalidad se le han retirado las competencias directas sobre el transporte público, pero sigue teniendo a su mando la calidad de las vías por las que el sistema transita”.

Durante muchas campañas electorales, las principales propuestas de los candidatos en materia de se han orientado a dos frentes: las grandes obras viales y el ordenamiento del transporte público. Este año, por primera vez, los postulantes se enfrentan a un escenario distinto: ya no tienen competencias sobre transporte público. Con la creación de la Autoridad de Transporte Urbano para y Callao (ATU), las promesas de quienes aspiran a ser alcalde sobre el Metropolitano, las rutas de transporte, las líneas del metro o los corredores complementarios pueden quedar principalmente en eso.

Sin embargo, los candidatos a la alcaldía limeña tienen mucho por hacer. Además de las propuestas que pueden llevar a la ATU a través del sitio que posee la Municipalidad Metropolitana de Lima en el Consejo Directivo, también tienen la capacidad de accionar directamente sobre ámbitos prioritarios que dictan cómo nos movemos en la ciudad.

Uno de ellos, y quizá el más desatendido, es el diseño adecuado y la construcción de infraestructura de calidad. Las municipalidades son responsables de la implementación y mantenimiento de vías peatonales, ciclistas y vehiculares, pero quienes vivimos en Lima diariamente conocemos también su estado: no está bien diseñada. Con señales confusas y obras que no atienden las necesidades de la población, quienes habitan la ciudad se sienten atacados cada vez que caminan a los paraderos o dedican horas en movilizarse.

A la municipalidad se le han retirado las competencias directas sobre el transporte público, pero sigue teniendo bajo su mando la calidad de las vías por las que el sistema transita. La mejora del diseño es uno de los compromisos más relevantes que puede asumir la siguiente autoridad.

Muy de la mano con el diseño vial, los semáforos deben de conformar un sistema integrado e inteligente que asegure un fluido. No necesitamos ir a mayor velocidad –que es lo que ocasiona muertes diarias en nuestras vías–, sino tener viajes con fluidez. Para ello no se requiere apretar más el acelerador, sino evitar los bloqueos.

Estos dos aspectos contribuyen a reducir la congestión y el incumplimiento de la normativa de tránsito. Por supuesto, se acompaña de una fiscalización adecuada y educación vial, pero gran parte de la conducta humana está condicionada por los factores existentes en el entorno. Si logramos un sistema vial ordenado, con reglas claras y vías de tránsito adecuados para todos, priorizando a peatones, ciclistas y usuarios de transporte público, se logrará una ciudad más justa y segura para quienes caminan y quienes conducen.

A ello se le debe sumar uno de los principales roles del alcalde: el ser un coordinador entre quienes toman decisiones en la ciudad. La autoridad de Lima debe generar acuerdos con otros 42 alcaldes distritales, con los siete municipios del Callao, las instituciones nacionales y otros actores públicos y privados. Son muchas las instituciones que intervienen en el transporte, por lo que una prioridad es la de lograr consensos. Esperemos que quien tome el mando tenga un compromiso real con una movilidad de calidad.

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