(Ilustración: Víctor Aguilar)
(Ilustración: Víctor Aguilar)

Nota editorial. La congresista , de Alianza para el Progreso, se comprometió a participar en esta sección, pero, pese a que nos comunicamos durante todo el día con su jefe de prensa, al cierre de esta edición el artículo no había llegado.

Un voto por el país y la gobernabilidad, por Ruth Luque

“Como Congreso, nos toca dejar que el Gabinete [...] trabaje”.

El actual Gobierno es el resultado de una reñida contienda electoral en la que nuestras comunidades olvidadas votaron por el cambio representado por el presidenteSin embargo, en menos de un mes, los opositores ya han desplegado una fuerte ofensiva, creando un clima de desestabilización que solo debilita el trabajo en el que deberían estar enfocados los ministros.

Aquí no se trata de seguir agudizando las pugnas y de arrancarse los retazos del poder. Todos los políticos debemos de estar a la altura de lo que estos tiempos nos demandan y hacer un esfuerzo por colocar al país por encima de nuestras diferencias. Enfrentamos el inicio de una tercera ola de la pandemia del COVID-19, los ciudadanos quieren estabilidad, atención a su salud, reactivación de la economía y apoyo a la agricultura. La gente quiere dejar de morir por falta de oxígeno o del hambre producto del desempleo. Esa es la realidad que nos circunda y en el Congreso la mayoría solo actúa desde el resentimiento y el miedo. No entienden que, frente a un problema común, solo caben soluciones comunes.

Esa es la principal razón para darle la confianza al que recién inicia y, así, el presidente Castillo, quien personifica a la Nación, encamine las propuestas de su mensaje del 28 de julio, que tuvo presente a la población indígena. Como Congreso, nos toca dejar que el Gabinete, designado por quien ganó legítimamente las elecciones, trabaje. Y si no cumplen con las expectativas ciudadanas, entonces exigir los cambios que se necesiten.

He dicho que la unidad frente a la amenaza de la muerte es la principal razón para votar en favor de la confianza del Gabinete. Pero también lo es defender la democracia y la gobernabilidad. Ningún gobierno ha sido sometido a tanto escrutinio y críticas tan implacables como este. Si de verdad nos interesan el país y la democracia, entonces empecemos por respetar lo que el pueblo soberano libremente ha decidido. No se puede pretender desconocer que más del 50% de la población votó por el presidente Castillo. No hay que tenerle miedo al pueblo y este ha elegido una alternativa diferente a la que nos ha venido gobernando durante los últimos 30 años. En aras del respeto que debemos tener a la voluntad popular, es nuestro deber darle la estabilidad y el espacio al Gobierno para que pueda trabajar. Ser demócrata implica anteponer la decisión popular a nuestros intereses particulares.

No cabe duda de que el voto de confianza no es un cheque en blanco. La población tiene derecho a la crítica en democracia y el Parlamento, al control político. Pero no hay antecedentes en la historia del país de que se haya negado la confianza al primer gabinete de un gobierno. No es el momento histórico para sentar un precedente tan nefasto como ese y, por el contrario, debemos honrar la razón de nuestra elección, que es la población. Por ello, es la hora de la unidad más allá de nuestras diferencias por el Perú al que todos y todas queremos.


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