Somos 31 millones de peruanos: en Lima casi 11 millones y en las regiones del Perú 20 millones. El producto económico de Lima es aproximadamente S/275 mil millones y el de las regiones es S/400 mil millones. Lima está concentrada, mientras que las regiones están dispersas. Ese contraste y la historia colonial del Perú explican por qué, a pesar de cifras demográficas y económicas contundentes, casi todo el poder administrativo y económico está concentrado en Lima. Por eso hace 15 años se empezó un proceso de descentralización, respondiendo a la frustración de las regiones y principales ciudades distintas de Lima.
La descentralización se hizo sin preparar suficientemente a las regiones y las grandes municipalidades provinciales para sus nuevas tareas. El resultado ha sido mucha ineficiencia, notados casos de corrupción e inmensas frustraciones. Pero al mismo tiempo se ha progresado en varios lugares y se ha evitado una explosión de tensiones que hubiera ocurrido sin la descentralización. El tema ahora es cómo progresar a la siguiente etapa: descentralización eficiente, administración honesta y eliminación de la corrupción.
Cualquiera que viaja por el Perú ve proyectos municipales y regionales inconclusos: solo el otro día pasé por el pequeño pero nuevo malecón de Zorritos, en Tumbes, aún no terminado a pesar de un costo invertido de unos S/20 millones. El ex presidente de esa región está prófugo, la ex alcaldesa de la principal ciudad también. En Iquitos un inmenso proyecto de alcantarillado no está terminado, el agua del río Itaya más que sucia, habitantes sin agua a pesar de estar al lado del río más grande del mundo. En Chiclayo el ex alcalde preso, los huecos de la construcción del alcantarillado en plena calle y otro proyecto de saneamiento no terminado. En Juliaca, una de las ciudades de mayor crecimiento en el Perú, casi la mitad de la población de 300 mil almas no tiene ni agua ni saneamiento y el alcantarillado existente tanto de esa ciudad como de la vecina ciudad de Puno termina en el lago Titicaca sin adecuado tratamiento. La lista de obras mal hechas o inconclusas es demasiado larga. Tenemos que hacer un cambio: eliminar la descentralización no es la solución. Necesitamos una descentralización eficiente y honesta.
¿Qué debemos hacer?
1. Lo primero es implementar un servicio administrativo del Estado de calidad. Tenemos que crear una élite administrativa, que es el sistema que implementaron países como Francia, Alemania y el Reino Unido hace más de cien años. Esta élite llegó allí por el mérito de su trabajo, no por herencia o influencia. Debemos dar una oportunidad a los mejores egresados de las universidades de presentarse a un concurso nacional cada año, con exámenes exigentes y para que los que entren tengan una educación de posgrado gratis. Luego entrarán a servir en toda la administración pública, tanto central como regional y municipal, rotando entre puestos, en los ministerios, en las municipalidades y en las regiones. Tenemos que crear la mística y motivación del servicio público, con estándares del primer mundo y remuneraciones predecibles. Eso es lo que hizo el Banco Central de Reserva hace 50 años y eso es lo que podemos hacer para tener una administración pública digna e incorruptible.
2. Debemos crear nuevos mecanismos de planificación y seguimiento de las inversiones públicas, sobre todo en infraestructura. Pro Inversión debe estar en todas las regiones del Perú y su misión debe incluir el seguimiento –no solo el control contable– a todos los grandes proyectos de infraestructura. Habrá en cada capital regional una oficina de Pro Inversión, con conocimiento de las regiones y capacidad de control de los proyectos. Debemos cambiar la tarea de Pro Inversión. Hoy el famoso SNIP da luz verde al inicio de los proyectos y luego ya no se ocupa de ellos. Necesitamos otro esquema. Por eso hemos propuesto la creación de un ministerio de apoyo a las regiones, que conduzca el esfuerzo de integrar al Perú con sus regiones.
3. Debemos simplificar procedimientos y permisos. La leguleyada prospera mientras que los proyectos de inversión se estancan. Hay un sinfín de ejemplos de burocracia y permisos innecesarios. La tendencia burocrática aumenta con las amenazas frecuentes a funcionarios. Hace poco el contralor de la República citaba en una entrevista que “más de 5.000 funcionarios están en la lista de denunciados por la contraloría”: quizás haya tantos acusados justificadamente, pero una cosa es la verdadera lucha contra la corrupción y otra es la leguleyada que crea la parálisis burocrática.
Cito un pequeño ejemplo reciente de cómo los intereses y la burocracia impiden el progreso del país: el río Tambo, clave para el área agrícola en la costa sur de Arequipa (cerca del conocido proyecto minero Tía María) se origina cerca del pueblo de Paltuture en las alturas de Moquegua, al lado del cual se construirá la represa de Paltiture regulando así el flujo del río en la época seca y ampliando el área regable en la zona de Cocachacra (el pueblo es Paltuture y la represa está en Paltiture –no es error tipográfico–). No obstante el hecho de que ya hay los permisos necesarios, el contratista presentó una propuesta correcta, esta fue desestimada, declarando desierto el proceso por una leguleyada, postergándolo una vez más. Este tipo de interferencia leguleya no se puede permitir: así no progresaremos. Necesitamos urgentemente cambiar la mentalidad y tener un verdadero sistema de justicia transparente y moderna que luche contra la corrupción.
El Perú es un país unitario, pero la frustración en las regiones por la corrupción y falta de ejecución de proyectos importantes genera regionalismos e intranquilidad. Es fundamental para tener una verdadera nación unitaria responder de manera más eficiente a los múltiples pedidos que provienen de todas las esquinas del Perú. Obviamente no se puede decir sí a todo, pero la mejor forma de decir no es mostrando que sí se hace lo que es prioritario.
El Comercio ha invitado a los cuatro candidatos que encabezan las encuestas para que puedan turnarse este espacio dominical como una tribuna de sus campañas. La candidata Keiko Fujimori no aceptó la invitación, por lo que la columna esta alternándose entre los candidatos Kuczynski, Acuña y García.