Desde el inicio de la cuarentena, el Banco Central de Reserva (BCR) y el Ministerio de Economía (MEF), en coordinación con la Superintendencia de Banca y Seguros, empezaron a diseñar programas para amortiguar los impactos del cierre de casi todos los sectores productivos del país. Su aplicación fue posible gracias a los ahorros generados durante 20 años de disciplina fiscal, los ahorros acumulados en las cuentas individuales de los fondos de pensiones, el nivel de reservas internacionales y a la credibilidad del BCR. Y su ejecución se basó, en gran parte, en la solidez y la capacidad de respuesta del sistema financiero peruano. Este ha logrado canalizar transferencias del Gobierno, reprogramar deudas de clientes, otorgar nuevos créditos, cuidar los ahorros de millones de personas y mantener altos niveles de liquidez para preservar la cadena de pagos.
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