Martín Belaunde Lossio, luego de constatar que fracasó escandalosamente a la posibilidad de someterse a la colaboración eficaz, optó por fugarse del país buscando un estatus de refugiado, para lo cual escogió –seguramente asesorado convenientemente– un país vecino: Bolivia.
No es fortuita la elección de este destino. Se puede deducir con seguridad que ha existido algún tipo de coordinación o salida legal para evitar su expulsión o extradición hacia el Perú.
Desde mi punto de vista, es probable que la fuga de Belaunde Lossio a Bolivia no se haya realizado por la frontera terrestre, menos todavía por el distrito de Desaguadero en Puno. Esto porque siendo Desaguadero un lugar donde la ilegalidad se encuentra generalizada –se cometen allí muchos delitos como contrabando, narcotráfico, defraudación de rentas, tráfico de personas, etc.–, congrega a personajes que por sus actividades ilegales siempre están atentos a lo que sucede en el área, y la presencia de un personaje importante que “alborote el avispero” sería oportuna e interesadamente informada a agentes de inteligencia, para mantener la situación antecedente y evitar así operaciones policiales ruinosas.
Lo más probable es que el prófugo, con el apoyo de alguien con poder, haya fugado utilizando una avioneta desde una pista de aterrizaje clandestina en Huaral con destino a Pando, en Bolivia, o desde Nasca, directamente al mismo destino, posiblemente vía Madre de Dios. Todo esto tiene un costo elevado, pero son viajes más seguros y prácticos. Dinero –como se sabe– no le falta al prófugo. Además, en Madre de Dios tiene muchos amigos.
Realmente, no existe la posibilidad de que un vuelo de avioneta desde nuestro territorio pudiera ser interceptado en Bolivia, pues este país no cuenta con los medios para ello; y aún si Belaunde Lossio hubiera alzado vuelo solo hasta Madre de Dios (para evitarse los peligros de un contratiempo en vía terrestre), hay que tener en consideración que la carretera transoceánica que viene desde Acre, en Brasil, está muy cerca de la frontera con Bolivia y varios kilómetros de esta están totalmente desguarnecidos, no existe ningún control y se puede entrar y salir del Perú a Bolivia y viceversa, sin ningún problema.
Las fronteras en nuestro país son muy amplias y el Ministerio del Interior tiene controles migratorios que están a su cargo, pero los puestos fronterizos, con algunas excepciones, están a cargo del Ejército Peruano. Ciertamente, los controles migratorios y puestos fronterizos del Perú con Bolivia que están a cargo de la Policía Nacional del Perú proporcionan muy escaso control y vigilancia, debido a la clamorosa insuficiencia de medios, y en su momento hubiera sido prácticamente imposible –antes del 15 de diciembre y por falta de información– que en los puestos de control fronterizo policial se impida el tránsito de Martín Belaunde Lossio a territorio del país vecino.
El ministro Daniel Urresti, por ser el titular del sector Interior, tiene una responsabilidad directa en el control migratorio –y, por supuesto, en la ubicación y captura de Belaunde Lossio–, razón por las que tiene que pronunciarse, dando una explicación coherente al país. Esto, con mucha urgencia, porque la credibilidad del Ejecutivo ha sido cuestionada y las encuestas son adversas.