Es probable que las vacunas para proteger a los niños del COVID-19 estén en camino. Un panel asesor de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) se reunió este martes para decidir si recomienda que la agencia autorice el uso de la vacuna Pfizer-BioNTech para los niños y niñas de 5 a 11 años. El comité de expertos estadounidenses estuvo a favor de autorizar la aplicación. Sin embargo, la FDA no está sujeta a la recomendación del panel y se espera que tome su propia decisión en unos días.
¿Por qué necesitamos vacunar a los niños pequeños contra el COVID-19? Si bien muchos padres han esperado ansiosamente la oportunidad de vacunar a sus hijos, otros dudan. Pero el hecho de que el COVID-19 esté enfermando y matando a menos niños que adultos no significa que los niños estén o hayan estado libres de riesgo.
En los Estados Unidos, más de seis millones de niños han sido infectados con SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, y más de 23.500 fueron hospitalizados por ello. Más de 600 niños menores de 18 años han muerto a causa de la enfermedad, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
En gran parte, eso se debe a que el coronavirus se ha extendido mucho en los Estados Unidos. Pero no hay un número aceptable de muertes infantiles cuando se dispone de tratamientos preventivos tan eficaces y seguros.
Los padres deben estar convencidos de que, cuando las vacunas están autorizadas para niños, significa que se consideran extremadamente efectivas y los efectos secundarios son poco frecuentes.
La pandemia también ha agravado una crisis de salud mental existente entre los jóvenes. Más de 140.000 niños estadounidenses han perdido a un cuidador a causa del COVID-19. Los pediatras de los Estados Unidos han visto un aumento en los pacientes jóvenes con trastornos alimenticios, depresión y pensamientos suicidas. Es por eso que la Academia Estadounidense de Pediatría y otros grupos de niños declararon recientemente un estado de emergencia nacional para la salud mental de los niños. Las brechas educativas también se están ampliando.
El impacto de la pandemia en esta generación, me temo, será profundo y duradero a menos que los legisladores actúen ahora e inviertan en los niños y las familias. A pesar de que llegará una vacuna contra el COVID-19 para niños pequeños, todavía hay trabajo por hacer.
Los niños son resistentes, pero necesitan estabilidad, esperanza y confianza en los adultos que los cuidan. Si bien el brutal número de víctimas de la pandemia repercutirá en los años venideros, tomemos la decisión de poner, finalmente, a los niños en primer lugar.
–Glosado, editado y traducido–
© The New York Times
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