El presidente Pedro Castillo sigue cometiendo los mismos errores de los gabinetes anteriores, designando a personas que, además de no tener ninguna experiencia ni estudios para los importantes cargos que ocupan, están cuestionadas y denunciadas a nivel policial, fiscal o penal por graves delitos en contra de la sociedad. Esto no solo es inmoral, también es un delito de acuerdo al artículo 381 del Código Penal referido a “Nombramiento o aceptación indebida para cargo público”, que establece penas tanto para el que designa, como para quien acepta responsabilidades públicas para las que no están preparados.
El actual presidente del Consejo de Ministros, Héctor Valer, tiene deudas tributarias con la Sunat por decenas de miles de soles y una investigación en el Ministerio Público por corrupción, en la modalidad de colusión en agravio de la Municipalidad Provincial Coronel Portillo de Ucayali. También, a nivel personal tiene muchos cuestionamientos por su comportamiento violento y agresivo en contra mujeres, como su difunta esposa y su hija, quienes lo denunciaron ante el Noveno Juzgado de Familia por actos de violencia en su contra.
Al parecer no es el único ministro con ese tipo de denuncias. El ministro del Interior tendría una sentencia por abuso de autoridad y procesos por los presuntos delitos de tráfico ilícito de drogas y contra la administración pública. Asimismo, otros ministros tienen poca o nula experiencia en sectores muy sensibles como el caso del ministro de Ambiente, cuyo titular es un profesor de Geografía sin mayor experiencia ni conocimiento en el tema, lo cual es preocupante en medio del grave desastre ambiental ocasionado por la empresa Repsol.
Esto nos demuestra que el presidente de la República no tiene interés en buscar la gobernabilidad y el bien común de los peruanos, muy al contrario, lo que quiere con este gabinete es polarizar aún más al país y enfrentar al Poder Ejecutivo con el Poder Legislativo, con el fin de disolver el Congreso y gobernar dictatorialmente sin mayor oposición. El propio Valer admitió cuál es su intención: “Si el presidente lo cree, seré la primera bala de plata que el Congreso gastará”.
Hace unos días, Castillo en una entrevista con CNN admitió que no estaba preparado para el cargo que ocupa y que está “aprendiendo” en el camino. Lamentablemente, en seis meses de Gobierno hemos comprobado fehacientemente que no ha aprendido absolutamente nada y lo único claro es su ineptitud e incapacidad moral para liderar los destinos de nuestra nación. El problema no son los ministros, es él mismo. Es necesario que dé un paso al costado, caso contrario el Congreso de la República deberá actuar de acuerdo a sus atribuciones constitucionales.
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