Oportunidad panamericana, por Aldo Facho Dede
Oportunidad panamericana, por Aldo Facho Dede
Aldo Facho Dede

Eventos singulares y de amplia repercusión internacional, como los Juegos Panamericanos, han sido utilizados por diferentes ciudades como una oportunidad para impulsar grandes renovaciones urbanas a través de proyectos estratégicos que elevan la calidad de vida de sus ciudadanos.

El compromiso de albergar dichos eventos implica planificar su desarrollo cumpliendo estándares de calidad, demanda de equipamientos y facilidades urbanas que exigen los organismos internacionales.

En el caso de los Panamericanos –además de los escenarios deportivos– se requiere contar con la villa, que se recomienda albergue a la totalidad de los deportistas en un solo emplazamiento. Este conjunto de edificios residenciales y facilidades (entrenamiento, alimentación, salud, transporte, etc.) demanda alrededor de 25 hectáreas –aproximadamente el área de la residencial San Felipe o el parque El Olivar–, que no deberían estar a más de 40 minutos de las distintas sedes deportivas. 

Experiencias exitosas, como las Olimpiadas de Londres 2012 y los Panamericanos de Toronto 2015, confirman la necesidad de años de planificación e implementación para su cabal desempeño y futuro aprovechamiento. En ambos casos, la Villa Deportiva permitió desarrollar ambiciosos proyectos de renovación urbana que en una etapa posterior activaron socialmente el área recuperada, generando a su vez interesantes desarrollos inmobiliarios.

Hace pocas semanas nos visitó, gracias a la invitación de la Municipalidad de San Isidro, el arquitecto Washington Fajardo, asesor principal de la Alcaldía de Río de Janeiro, quien explicó que desde la formulación del Plan de Desarrollo de Río en la década de 1990, el equipo técnico ya consideraba la necesidad de un evento internacional que acelere las grandes transformaciones urbanas.

Veinte años después Río será sede de las Olimpiadas. Eventos de este tipo no deben ser procesados como una casualidad, sino como una causalidad para el desarrollo de las ciudades.

A propósito de que Lima será sede de los Panamericanos en el 2019 se ha creado el Comité Organizador de los Juegos Panamericanos (Copal), que ya debería haber comunicado la ubicación definitiva de la villa y de los nuevos escenarios deportivos. La gestión municipal metropolitana anterior realizó, en el marco del Plan de Desarrollo Urbano Metropolitano (PLAM2035), un estudio para determinar el lugar para dichas viviendas y equipamientos. Se analizaron distintos emplazamientos al norte, centro y sur, y se determinó que el Cercado de Lima y el distrito del Rímac deberían tener la prioridad por sus características históricas e importantes superficies de suelo a regenerar. Sea cual fuere la decisión final del Copal, se necesita voluntad política para poder desarrollarla en los tiempos requeridos. 

Pareciera que el hecho de tener un gobierno central saliente, y uno metropolitano que no podrá reelegirse en el 2018 está jugando en contra de la organización eficiente de la importante cita deportiva.

Ante la falta de anuncio de un plan maestro para los Panamericanos 2019, viene circulando la frase: “¿A que no saben dónde quedará la villa panamericana?... En Santiago de Chile”. Esta broma tiene un trasfondo bastante sombrío, pues si no se resuelve a la brevedad el emplazamiento de la villa, es muy probable que perdamos la sede. Esto significaría un gran fracaso a puertas del bicentenario de nuestra independencia. Sería además lamentable que 140 años después volvamos a ver cómo nuestro vecino del sur capitaliza nuestra falta de unidad e interés por nuestra patria.

El tiempo corre, la historia nos juzgará por lo que hicimos y dejamos de hacer como sociedad.