Carlos Schaerer J

La celebración de los 185 años de El Comercio de Lima es motivo de alegría y orgullo para todos quienes comprenden el aporte que representa una organización profesional para el desarrollo de un país.

En medio del impacto de las nuevas tecnologías de la comunicación y de las transformaciones a que ello ha forzado a las empresas periodísticas, El Comercio ha sabido mantener plenamente vigente su vocación editorial. Así, junto con una dinámica renovación de la presentación y plataformas de distribución de su contenido, ha permanecido inalterable la prioridad asignada por esta casa editorial a la calidad de su trabajo periodístico.

Lo anterior se funda en la convicción de que El Comercio es más que un soporte para el avisaje publicitario o un resumen de acontecimientos noticiosos. Por el contrario, este medio asume un mandato de confianza de sus lectores y de la comunidad a la que sirve. Su compromiso no es solo proveerlos de una presentación seleccionada y jerarquizada de hechos noticiosos, sino también crear un espacio de intercambio de ideas e inquietudes sobre los principales problemas que afectan al Perú.

En sus páginas se recoge la mejor versión de las distintas opiniones sobre los asuntos de interés público, las que se someten al escrutinio de un periodismo con altos estándares de calidad.

Cada edición de El Comercio incluye noticias y puntos de vista que pueden no ser del agrado del lector y resultar discrepantes con la propia línea editorial del medio, pero que, por su relevancia, deben ser conocidas y ponderadas. Así lo impone la responsabilidad asumida por el Diario de informar de la realidad con toda su complejidad y matices, en contraste con la lógica polarizante que impera en las redes sociales y que tanto puede llegar a debilitar a una sociedad.

En ese sentido, la lectura cotidiana de El Comercio refuerza la presencia de una comunidad diversa y plural de la que sus lectores forman parte, favoreciendo la cohesión social, el respeto y el pluralismo.

En tiempos convulsionados como los que viven el Perú y toda nuestra región, El Comercio procura contribuir a un proceso de toma de decisiones sociales más reflexivo, en que una auténtica deliberación sobre los asuntos de interés común prime por sobre la mera reafirmación de las distintas identidades y la exacerbación de la polarización. En sus páginas se observa un auténtico esfuerzo por explicar los conflictos y sus proyecciones, permitiendo que sus protagonistas expongan las ideas que los animan.

Así, El Comercio cumple una de sus mayores responsabilidades: nutrir y mantener la vitalidad de la conciencia colectiva, contribuyendo a esa tarea permanente que es la construcción de un espacio público compartido entre todos los habitantes del Perú. Esa conciencia es fundamental para la pervivencia de la prensa de calidad y, por cierto, de la democracia en nuestros países.

Este verdadero aporte cívico explica la gravitación e influencia que ha tenido El Comercio de Lima a lo largo de sus 185 años de historia, y la especial consideración que le brindan tanto la comunidad peruana como la opinión pública latinoamericana.

Carlos Schaerer J es director de “El Mercurio” de Santiago de Chile