Inés Ruiz Alvarado

Poco es lo que se escribe o publica sobre las brechas de en el sector . En el Perú, pese a la crisis social y política que vivimos, las continúan sacando adelante proyectos relacionados al turismo sostenible y a la conservación de la vida silvestre. Uno de ellos, por ejemplo, es el ‘bird watching’ o avistamiento de aves, que cobra cada año más interés, sobre todo en el público internacional. Esta actividad está siendo promovida con éxito por mujeres como las biólogas Doris Valencia Puclla (guía de turismo de aves) y Claudia Torres (bióloga) , quienes este año impulsan la actividad en la estación biológica del Manu. Precisamente, hoy 7 y mañana 8 de marzo organizan, por primera vez, en la región del valle de Kosñipata, una jornada de ‘bird watching’ dirigida a potenciales mujeres líderes con el fin de brindarles todo el conocimiento en torno a conservación de aves mediante la observación.

Otra iniciativa que fomenta la participación de niñas y mujeres en el turismo, la conservación y el cuidado del medio ambiente es el proyecto Saber y Sentir de Casa Generación, liderado por la arquitecta Lucytania Bazán. Este se desarrolla en el balneario de San Bartolo, e involucra a niñas y jóvenes en condición vulnerable en la observación de aves, su valoración y el respeto al entorno natural.

¿Por qué es importante hablar sobre las brechas de género en el turismo? Desde la academia, en el contexto mundial, se presta poca atención a la importancia del desarrollo del turismo con una perspectiva de género. No es lo mismo disminuir la brecha con el hecho de que empresas u organizaciones turísticas incluyan a mujeres en sus planillas. De acuerdo con la especialista chilena en género y turismo Daniela Moreno, deben estudiarse los códigos simbólicos y normativos promovidos por el patriarcado.

Emplear a mujeres en empresas turísticas no cambia la estructura patriarcal ni reduce las diferencias salariales. Cuando hablamos de estructura patriarcal nos referimos a sistemas reforzados por políticas turísticas y roles que se asignan a las mujeres. En el Perú, esto se traduce en la identificación de las mujeres como artesanas, por ejemplo; sin embargo, no se fomentan capacidades para cumplir otras tareas, como guías turísticas, labor predominantemente masculina. Lo mismo sucede en Asia y África, regiones en las que imperan normas de género restrictivas, acoso sexual e inseguridad.

En un trabajo de campo que realicé en la reserva de Tambopata, pude entrevistar a mujeres de comunidades que lograron con mucho esfuerzo culminar sus estudios en turismo, pero que, sin embargo, no logran ocupar puestos como el de guía, a pesar de ser bilingües: que no son capaces de cargar equipos, que pueden ser acosadas y encontrarse en permanente peligro. Todas estas afirmaciones se construyen por parte de guías hombres, a la vez que por las empresas. No hacen más que relegarlas a roles de cuidadoras o trabajos como recepcionistas o ‘house keeping’.

La mayoría de las trabajadoras en turismo se encuentran en el escalón más bajo de las pirámides ocupacionales de las empresas; según Moreno, esto conlleva al desempoderamiento y al debilitamiento de su capacidad para contribuir con el sector. A nivel global y, según el reporte de la Organización Mundial de Turismo, las mujeres en este sector ganan un 14,7% menos que los hombres. La brecha salarial de género es más estrecha en el turismo que el sector más amplio de la economía a nivel mundial.

Como sostiene Moreno, el turismo sostenible no será posible si el género sigue siendo un elemento adicional para su desarrollo. Por ello, una de las tareas del sector para contribuir con un turismo inclusivo y sostenible debe enfocarse en capacitar a las mujeres en trabajos que rompan con la estructura patriarcal.

Inés Ruiz Alvarado es decana de Turismo Sostenible y Hotelería, Universidad Científica del Sur

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