ANDREW HILL
Columnista de Management
Financial Times. La explicación preliminar de Volkswagen de cómo terminaron ‘haciendo trampas’ en las pruebas de emisiones me recordó un antiguo chiste: ¿cuántos psicólogos se necesitan para cambiar una bombilla? *
A juzgar por la forma en la que el fabricante de automóviles alemán describió el progreso de su investigación la semana pasada, VW está experimentando una increíblemente intensa terapia corporativa. La versión en inglés de su declaración declaró que había detectado “una actitud mental en algunas áreas de la empresa que toleraba las violaciones de las normas”. El grupo está implementando reformas estructurales, continuó explicando, pero también ha lanzado una “nueva actitud mental”.
“Podemos contar con la mejor gente, y con una gran organización, pero no podemos hacer nada sin la actitud y la mentalidad correctas”, explicó el director ejecutivo Matthias Müller.
La selección de palabras por parte de VW es instructiva. Antes de la presentación, yo hubiera apostado que la cultura corporativa — ese consabido chivo expiatorio maltratado por numerosos escándalos — iba nuevamente a ser objeto de una paliza más. Pero no fue así, probablemente porque el Sr. Müller deseaba enfatizar que algunos valores de VW no necesitan ajuste.
La “actitud mental” es, en cualquier caso, un término más útil. Es fácil que la gente culpe a una mala cultura, sin ocasionar que ellos mismos sientan responsabilidad alguna por la tóxica atmósfera. Al mismo tiempo, cada banco, compañía farmacéutica, o contratista de defensa que promete ‘limpiar’ su cultura, sólo para ‘ensuciarla’ de nuevo, refuerza la impresión de que es difícil cambiarla. La actitud mental es más personal, y un sinnúmero de estudios demuestran que los individuos son perfectamente capaces de reformar sus actitudes y su mentalidad.
Casualmente, la lista de lecturas de Bill Gates para 2015 incluye el libro de 2006 ‘La Actitud del Éxito’ (‘Mindset’ en inglés) de la psicóloga Carol Dweck. Si no está ya en las estanterías de los directores de VW, debería estarlo. La versión alemana se llama ‘Selbstbild’ (cuya traducción literal significa autoimagen). Este libro ofrece otra forma útil de reflexionar acerca de los problemas de VW.
Con mayor frecuencia, yo he escuchado el nombre de la profesora Dweck en labios de profesores progresistas. Ella descubrió que si se elogia la habilidad de los niños después de un examen (“¡debes ser muy bueno en esto!”), ellos comienzan a rechazar los retos. Están reacios a “poner en duda su talento”. Por el contrario, aquellos a quienes se les ha elogiado por el esfuerzo muestran un incrementado deseo de experimentar pruebas más exigentes — a pesar del riesgo de fracasar — y su rendimiento mejora. La “mentalidad fija” del primer grupo se refuerza, y la “mentalidad de crecimiento” del segundo grupo se estimula.
Estos hallazgos también son de enorme importancia para las compañías. Malcolm Gladwell lo entendió en el año 2002, mientras se desarrollaba el desastre de Enron, señalando que los ejecutivos de esa y de otras empresas estadounidenses estaban obsesionados con una autoimagen que los hacía considerarse más inteligentes que los demás. En su libro, la profesora Dweck abundó en el paralelismo con las empresas. La conexión fue que, cuando ella les pidió a los niños que participaron en el estudio que les escribieran a sus compa- ñeros para contarles cómo les había ido, el 40% del grupo cuya habilidad se había elogiado mintió sobre sus calificaciones.
VW no es Enron. Sin embargo, el fabricante de automóviles bien podría merecer una sección en cualquier edición actualizada de ‘La Actitud del Éxito’, incluso basada en la escasa evidencia que se ha descubierto hasta el momento. Tomemos la actitud mental propensa a infringir normas, la cual supuestamente llevó a algunos miembros del personal a encontrar formas de evadir las pruebas de emisiones. Podría basarse en una Selbstbild arraigada y distorsionada, alimentada por el énfasis interno y externo en relación con la superioridad de la tecnología de VW. “En la mentalidad fija, las imperfecciones son vergonzosas — especialmente si uno es talentoso — de manera que ellos mintieron para eliminarlas”, escribió la profesora Dweck acerca de los estudiantes en su estudio que fueron elogiados por su habilidad.
Y ¿qué significa la nueva mentalidad de VW? El Sr. Müller hace que su visión se parezca mucho a la mentalidad de crecimiento que puede convertir a las personas — y a las instituciones — en aprendices de por vida. Él dijo que rechazaría a los “sumisos” y en su lugar hizo un llamado a “las personas que son curiosas, independientes y pioneras... que siguen sus instintos y que no se guían simplemente por las posibles consecuencias de un inminente fracaso”.
Todo suena positivo; excepto que VW aún no ha convencido a los inversionistas de que va a llevar los asuntos lo suficientemente lejos. Uno de estos inversionistas le comentó al Financial Times que “se esperaría un tono diferente, un lenguaje corporal diferente” por parte de sus líderes.
*Solo se necesita un psicólogo para cambiar una bombilla, pero la bombilla tiene que querer cambiar. La investigación pone de manifiesto que cambiar tu mentalidad, de fija a de crecimiento, es posible y deseable. Pero dada la evidencia más reciente, todavía es difícil saber con certeza si VW tendrá éxito en lograr el ajuste. El grupo tiene que cambiar. Y dice que lo hará. Lo que no queda claro es si realmente desea hacerlo.