La realidad está para ser mejorada. La apatía y el desgano no pueden ganar la batalla. ¿Es posible un mundo mejor? Sí. ¿Ese mundo mejor aparecerá espontáneamente? No. Como decía el gran Robert ‘Bobby’ Kennedy: “El futuro no es un regalo: es un logro. Cada generación ayuda a hacer su propio futuro. Este es el reto esencial del presente”.
Hay un mundo ideal al que todos deberíamos aspirar. En ese mundo, limpio y decente, los candidatos o candidatas a un cargo de elección popular ganarían los votos con ideas innovadoras para solucionar problemas y elevar la calidad. Los postulantes a cargos públicos serían personas y profesionales exitosos, sin vicios ni tachas morales, de conducta coherente y transparente, con vocación de servicio y capacidad de pensar en grande, audaces para empezar a construir el mañana, hoy. Como lo fue, por ejemplo, Luis Miró Quesada de la Guerra.
Miró Quesada fue elegido alcalde de Lima a los 37 años y se atrevió a impulsar la modernización tecnológica del servicio de agua potable. Pensó en grande. A lo largo de 400 años el agua de Lima fue insalubre y él cambió esa historia. Entre otras, instaló a la entrada una planta de clorinación (pese a las opiniones en contra) y con eso hizo que el agua llegara ya purificada al reservorio antes de su distribución, también se aplicó alúmina contra la turbidez. Antes de Luis Miró Quesada de la Guerra, don Federico Elguera también hizo lo suyo.
Elguera modernizó la capital en infraestructura y cultura: pavimentó y asfaltó el terral que eran las calles, la dotó de iluminación eléctrica y promovió el transporte público con tranvías. Entre varias otras cosas impulsó la construcción del hoy Teatro Segura, inaugurado como teatro municipal en 1909. Estos dos alcaldes son ejemplo de hombres visionarios, audaces en sus proyectos y que pensaron en el mañana (que es nuestro hoy). ¿Era el de ellos un mundo ideal? No, pero ambos lo dejaron mejor de como lo encontraron.
Hoy, lamentablemente, los asesores no ayudan a los candidatos a comunicar sus propuestas, solo a aplanar al contrincante. La promesa queda en eso, porque la cosa es ganar por ganar, y muchas veces para robar.
Estas elecciones son una verdadera “fiestita del terror”. Ha aparecido una nueva especie: los “expertos en guerra sucia”. Unos “especialistas” de la vulgaridad que han convertido la campaña en un circo de chismes, volantes difamatorios, atentados contra la intimidad y la armonía de las familias de los candidatos; mensajes electrónicos falsos, fotos trucadas y un sinnúmero de vilezas.
Como bien escribió ayer en nuestra sección Opinión Rossana Echeandía: “Ya a nadie se le ocurre llamar fiesta democrática a las campañas electorales. A menos que se refiera a esas que terminan en tragedia, entre golpes o a balazos, y con muertos y heridos desparramados en el suelo. Dirán que uno se acostumbra y se resigna a que así ocurra, pero siempre queda la esperanza de que sea mejor. Esta carrera electoral, sin embargo, ha sido peor”.
Pero si creen que lo han visto y oído todo, esperen lo que serán estos últimos 4 días de campaña: “deterror.com”. Ni lo duden. Voten por los mejores, los más decentes, los que quieren servir y no servirse de nosotros. ¡Suerte, este domingo Lima y distritos!
¿Pueblo culto?
Premisa de Billinghurst cobra vigencia
— “Mientras que en Lima el callejón y el solar inmundo continúen arrancando al noventa por ciento de nuestro capital vivo, no tenemos derecho a llamarnos un pueblo culto”. Así dijo Guillermo Billinghurst, alcalde de Lima, en sus memorias (1910). Luego sería presidente.
Redes sociales
El nocivo alud de los memes
— Rossana Echeandía en Opinión de El Comercio: “Insultos [...] lanzados por Twitter y Facebook pueden ser devastadores. ¿Cómo ejerce uno el derecho de defensa frente al alud ‘cachaciento’ de los memes?”.