Algunos miembros del fujimorismo parecen niños en un kindergarten. Sería para reír, si no se tratara de un partido político con acusaciones de lavado de activos. Sería para reír, si no se tratara, en su mayoría, de congresistas de la República.
Una conversación por Telegram es una conversación privada. Una conversación privada se puede publicar si contiene temas de interés público prioritario. Saber cómo se conducen los congresistas es, por supuesto, de primer interés.
Una conversación de grupo en Telegram ha sido publicada por IDL-Reporteros. Se trata del grupo La Botica, en el que figuran, aludidos, los congresistas fujimoristas Héctor Becerril, Leyla Chihuán, Úrsula Letona, Rosa Bartra, Milagros Salazar y el presidente del Congreso, Daniel Salaverry.
La conversación es sobre el fiscal José Domingo Pérez, quien conduce la investigación sobre lavado de activos. Es el mismo fiscal que pidió la detención preliminar contra Keiko Fujimori y otras 19 personas, así como la de Ana Hertz y Pier Figari. Él acaba de pedir, el viernes, la prisión preventiva para la lideresa de Fuerza Popular.
Pier Figari, asesor de Fujimori, incita a los congresistas fujimoristas del grupo. “Me dicen q José Domingo Perez esta de viaje en Mejico… no se supone q detiene para investigar etc??? Entonces para q detuvo???” (sic).
Agrega: “Asi trabaja el fiscal… encarcela y se va de vacas…” (sic).
Leyla Chihuán responde “Podríamos conseguir el récord migratorio? Con eso lo matamos”. Y más adelante se refiere al fiscal como “ese desgraciado”.
Sorprende que Figari quiera armar una respuesta “política” sobre el fiscal acusador. Eso es, francamente, tonto. Sorprende más, todavía, que la gran denuncia sea la del viaje del fiscal a México.
¿Acaso el fiscal tiene que quedarse al lado de la Prefectura mientras se cumple la orden de detención? Creer que eso desprestigia al fiscal es ingenuo y tonto.
¿Por qué cree la congresista Chihuán que con el récord migratorio puede “matar” al fiscal Pérez?
No se trata solo de una conversación privada. Se coordinan acciones públicas. Quieren desprestigiar al fiscal que lleva la investigación sobre su partido político.
¿Cómo se habría conducido este grupo de personas de haber llegado al poder? ¿“Matando” a los fiscalizadores u opositores?
Pier Figari azuza a los representantes: “Y con el doc(umento) en la mano dar las entrevistas y joderlo… deslegitimarlo… evidenciar q actúa x odio y sin propósito real de investigar…” (sic).
Y Héctor Becerril, el que tiene acusaciones sobre gestiones en el corrupto Consejo Nacional de la Magistratura, acusa recibo del encargo.
“Si esto es cierto es una brillante oportunidad, por favor Ursula cuando tengas el dato avisas al toque y vamos con todo contra Domingo Pérez” (sic), según el reporte de IDL-Reporteros.
Úrsula Letona no se queda atrás: Pide el récord migratorio oficial “para salir a chancar” (sic). Pide “ese q viene selladito pa sacarle el ancho” (sic).
Muchos nos preguntamos qué hizo el Congreso por las grandes reformas legislativas que requiere el país. Esta conversación por Telegram de un grupo de legisladores fujimoristas da una respuesta.
Estos congresistas están ocupados, pero no en legislar. Están ocupados en defender políticamente a su lideresa. Su tiempo, su imaginación, su creatividad están puestas en urdir estrategias de opinión pública. Quieren “matar”, “ir con todo”, “chancar” o “sacar el ancho”.
Y en cuanto a fiscalizar, siguen una indicación de la propia Keiko Fujimori. Ella escribe al presidente del Congreso. “Daniel, manda un mensaje a Bancada de prudencia. Chavarri es una persona correcta y le están haciendo un cargamontón caviar…” (sic).
El presidente del Congreso contesta con un vergonzoso “Ok”.
¿Cargamontón caviar? ¿Persona correcta? La función del Congreso es fiscalizar, no seguir prejuicios.
Todos son libres de expresarse, por supuesto. Cualquier conversación privada puede resultar altisonante si se hace pública, por supuesto.
Lo que tenemos al frente, sin embargo, es la evidencia del nivel emocional de estos congresistas. Vemos la parcialidad de las acciones de la mayoría, en favor del interés partidario, por encima del interés nacional.
La ingenuidad, en este caso, resulta un adorno más bien grotesco en toda esta barbaridad.