Aunque los robos con ‘bujiazos’ no son una novedad, no extraña el enorme impacto que ha causado la difusión de un video donde se aprecia uno de estos ataques en la Vía Expresa de Javier Prado, ocurrido la noche del lunes. La violencia y rapidez con que se realiza deja una sensación de impotencia y terror no solo en la víctima, sino también entre los testigos del hecho, sea desde un auto cercano o repantigado frente a la pantalla de un computador.
¿Qué alternativas ofrece el gobierno para combatir la inseguridad? Puros fuegos de artificio. Y show, mucho show.
Luego de que este Diario revelara que los nuevos integrantes del grupo Terna no eran tan de élite como el ministro del Interior, Daniel Urresti, había anunciado, este respondió con los agravios que suele regalar a quienes no piensan como él.
Poco después, abrumados por las evidencias, tanto el ministro como el director de la policía tuvieron que reconocer que la denuncia tenía asidero. Sus explicaciones para justificar por qué llamaron de “élite” a policías que salen a la calle sin haber culminado su preparación rozaron lo cantinflesco. Acaso lo más transparente hubiese sido llamar a estos muchachos “carne de cañón”.
Ayer, como era de esperarse, el show continuó y la policía montó una presentación en la Diroes para mostrar cómo trabaja este equipo encargado de combatir la delincuencia callejera. Con el señor Urresti, como si fuera el dueño de un circo, los efectivos aparecieron disfrazados de indigentes, locos, prostitutas, vendedores, payasos y otros personajes (lo que, de alguna forma, los puso en evidencia frente a los delincuentes que deberán combatir).
En suma, fue un golpe de impacto más que, probablemente, tendrá consecuencias favorables para el señor Urresti en la próxima medición de popularidad. Y, quien sabe, ayudará de taquito a elevar los niveles de aprobación de la pareja presidencial.
Sacar policías a la calle sin haber culminado su preparación es un acto desesperado, un despropósito mayor. Así se diga que su labor será combatir solo los robos menores, esos que tanto contribuyen a incrementar la sensación de inseguridad, se olvida que la violencia con que estos se cometen se ha disparado. Por arranchar un celular, el delincuente es capaz de matar. Las consecuencias de enfrentarlo con personal sin los conocimientos adecuados pueden ser nefastas.
Como señaló el periodista Raúl Castro en este mismo espacio, la desprofesionalización de la policía –que es lo que está ocurriendo– no soluciona el problema. Puede resultar efectista, atenuar temporalmente la percepción de inseguridad, pero si no se atacan sus raíces, aparecerá otro video con un bujiazo o algo peor y de nuevo saltarán las alarmas.
El ex viceministro del Interior Ricardo Valdés dice que el señor Urresti parece un comisario. Su presentación en la CADE fue calificada por algunos analistas como un monólogo propio de un show de ‘stand up comedy’. Sea lo que fuere, lo que el país necesita no es un sheriff o un showman, sino un ministro de verdad.