"Lapadula solo había pasado cuatro días y unas horas en el Perú, pero la situación política en el país era muy distinta a la que lo recibió el último sábado". (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Lapadula solo había pasado cuatro días y unas horas en el Perú, pero la situación política en el país era muy distinta a la que lo recibió el último sábado". (Ilustración: Giovanni Tazza)
Alek Brcic Bello

El avión que trajo a al Perú aterrizó en Lima la madrugada del sábado. Unas horas antes, el que entonces era ministro del Interior, Avelino Guillén, había presentado su carta de renuncia. Esto, tras esperar dos semanas a que el presidente le respondiera si es que pasaría al retiro a Javier Gallardo, el jefe de la policía que manejaba los ascensos en la institución con agenda propia.

Ese sábado, sin embargo, mientras el italoperuano pedía en sus redes sociales un mayor aforo en el estadio, el mandatario actuaba como si los problemas en su Gabinete no existieran. Se paseó por Áncash haciendo promesas en todos los distritos que visitó.

Mientras tanto, Guillén afirmaba que en Palacio de Gobierno se vive una guerra sindical. También contaba que el presidente había formado “gabinetes en la sombra” con sus asesores.

El domingo, Castillo se juntó con Guillén. Tras esto, el presidente decidió pisar el acelerador de una nueva crisis política. Así, casi a la medianoche, anunció por Twitter que daba por concluida la designación del comandante general de la policía y que aceptaba la renuncia del ministro del Interior.

A la mañana siguiente, más de un ministro criticaba las decisiones del mandatario y enviaba mensajes de solidaridad con Guillén. Mientras tanto, el delantero del Benevento veía cómo se cerraba el libro de pases en Italia y el diario “La Noticia” publicaba una entrevista en la que Castillo afirmaba que nunca había escuchado sobre un gabinete en las sombras.

Luego, mientras se escuchaban rumores de más renuncias en el Consejo de Ministros, el presidente que no lee periódicos ni ve televisión volvió a escribir en su cuenta de Twitter. Esta vez para anunciar que, como muestra del “apoyo incondicional” a la selección, había decidido incrementar el aforo de los estadios al 70%. A los pocos minutos, eliminó la publicación, pero su falta de lectura política quedó al descubierto.

Con el país preocupado por las prioridades de Castillo, una hora más tarde, el jefe del Estado volvió a tuitear. Ahora para anunciar que había decidido ‘renovar y conformar’ un nuevo equipo ministerial porque los integrantes del Gabinete se encuentran en “constante evaluación”.

La excusa solo duró unos minutos. Media hora después, la hasta entonces primera ministra Mirtha Vásquez hacía pública su carta de renuncia. El motivo: la imposibilidad de lograr consensos con Castillo y “la expresión de un problema estructural de corrupción en diversas instancias del Estado”.

Sobre ese tema, el presidente no se pronunció. Tampoco después de que Vásquez explicara que el jefe del Estado está rodeado de un equipo inadecuado de asesores que lo lleva a cometer errores constantemente.

La noche del lunes, mientras Lapadula veía a la hinchada afuera del hotel, el mandatario recibía en Palacio a tres representantes de Perú Libre: Waldemar Cerrón, Kelly Portalatino y Guido Bellido. Y como quien no se aburre de la inestabilidad política, el día terminaba con un tuit del hermano menor de Vladimir Cerrón diciendo que aceptaba el reto encomendado por Castillo de asumir la Presidencia del Consejo de Ministros. Apenas unos minutos después, lo negó y dijo que le habían hackeado la cuenta.

El martes por la mañana, hasta el Partido Morado pedía la renuncia del presidente. Mientras tanto, la excandidata presidencial Verónika Mendoza, que se ha tragado todos los sapos del Gobierno, le agradecía a Mirtha Vásquez y omitía el bolsón de denuncias que atraviesa el Ejecutivo. Un papelón que sugiere que ella tampoco lee periódicos ni ve televisión.

Un par de horas más tarde, se anunció que Castillo juramentaría a su nuevo Gabinete a las 3:30 p.m. Mientras eso no ocurría, el Congreso votaba para tumbarse a la Sunedu y Carlos Jaico, quien hasta esa mañana ocupaba la posición de secretario general de la Presidencia, presentaba su carta de renuncia y también acusaba al mandatario de contar con un “gabinete en la sombra”.

Luego se dijo que el nuevo Consejo de Ministros juramentaría a las 5:00 p.m. Y después que el evento ocurriría media hora más tarde. Finalmente, el nuevo Gabinete se presentó a las 6:15 p.m. y para entonces el delantero se preparaba para salir al estadio. Más tarde, mientras todos gritaban el gol de Flores en el Nacional, el Ejecutivo aprovechaba para destituir de forma súbita a Daniel Soria, el procurador que denunció a Castillo en diciembre.

La mañana del miércoles, mientras el italoperuano se alistaba para regresar a Europa, el grupo parlamentario Renovación Popular anunció que promoverá una nueva vacancia presidencial. Esta vez, porque el presidente se ha “burlado del país” y carece de “competencias” para el cargo.

Lapadula solo había pasado cuatro días y unas horas en el Perú, pero la situación política en el país era muy distinta a la que lo recibió el último sábado. Al subir al avión de vuelta a Italia, sin embargo, lo que seguramente pensó el delantero es que la ilusión de clasificar al Mundial, seguía intacta.