María Paula Regalado

Después de una lenta decadencia con sus últimos estrenos –que como fanática acérrima me cuesta reconocer–, vuelve a la vida (¡gracias a Dios!) con su más reciente lanzamiento: “″, que, desde ya, y lo digo sin spoilers, promete hacerte derramar una buena cantidad de lágrimas y dejarte con el corazón agujereado.

El tan esperado regreso de mi pandilla favorita de superhéroes llega, una vez más, para demostrar que el género no estaba muerto; solo “andaba de parranda”. Después de un considerable tiempo de espera, la trilogía de llega a su fin (o al menos eso es lo que dicen por ahora), probándonos que una película de acción puede combinar de la manera más sublime la adrenalina, el humor y la emoción.

En esta entrega, salvar a Rocket es el objetivo principal de los Guardianes y, para entender cómo lograrlo, la historia se remonta a los años previos de la vida del mapache en los que asistiremos a la crudeza de un grupo de animales sometidos a despiadados experimentos y abusos, mientras que Peter Quill, Gamora, Groot, Nebula, Mantis, Drax y otras criaturas de cuerpos extraños e idiomas foráneos unen fuerzas para evitar que el “Alto Evolucionador” destruya su galaxia. Si tienes una mascota esperándote en casa, te aconsejo que vayas al cine con un buen stock de pañuelos porque, en lo que respecta a la tarea de soportar las lágrimas, yo no lo conseguí.

Me atrevería a decir que “Guardians of the Galaxy” ha sido siempre de lo mejor que los estudios de Marvel se han atrevido a hacer. No hay fallas en su producción: desde la dirección hasta los efectos especiales, el guion y la construcción de los personajes, todo siempre resulta impecable. Y, como es ya costumbre para quienes seguimos la saga, el verdadero protagonista es el soundtrack: canciones de Radiohead, Florence & The Machine, Bruce Springsteen y hasta el icónico himno “Come get your love” –que ya es un leitmotiv– de Redbone acompañan la acción, el drama y la comicidad de una manera que solo Gunn sabe lograr.

Si tuviera que encontrarle un desperfecto, aunque mínimo, al filme quizá sería la vaga presencia de Adam Warlock, un personaje poderosísimo que hizo crecer las expectativas por esta entrega, pero que no alcanzó a cubrirlas. Fuera de ello, ha sido verdaderamente gratificante volver a sentir ese disfrute extremo que una película de Marvel suele transmitirnos (¡y no le perdonamos a James Gunn su traslado a DC!).

Hay dos escenas post créditos y una invitación a pararse del asiento y bailar eufóricamente. “Guardians of the Galaxy Vol.3″ ya está en todas las salas de cine esperando para recordarte lo precioso de la vida y la amistad: que la familia –aunque a veces elegida– es lo más importante, y que una buena canción siempre puede curarlo todo.

We are Groot!


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.


María Paula Regalado es comunicadora

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