Maite  Vizcarra

La exministra Carolina Trivelli afirmó en Bloomberg que la crisis alimentaria que ya está a la vuelta de la esquina debe enfrentarse con una estrategia doble: “asegurar que la gente coma y que nadie se quede sin comida” y “asegurar que la agricultura familiar tenga las mejores condiciones para producir al menos lo mismo o cerca de lo que ha producido en las dos últimas campañas [agrícolas]”.

Ante una crisis, la urgencia más evidente es lograr eficiencia en el manejo de los recursos, dada la escasez de estos. En particular, la próxima está asociada con la escasez de los cada vez más críticos fertilizantes. Y la escasez debe motivar al ahorro o, en su defecto, se transformará en incremento de costos. Por ejemplo, el rico “arroz con pollo” que tiene el privilegio de degustar usted podría incrementarse de manera relevante, dado que los fertilizantes constituyen un 27% de la estructura de costos de una operación agrícola arrocera (según la Asociación de Agroexportadores del Perú-AGAP), y así sucesivamente.

La crisis alimentaria es global y, aunque todos los países de la región han empezado la maratón para provisionarse, hay algunos países que han venido haciendo bien su tarea y que podrían ofrecernos lecciones que replicar. Este es el caso del pequeño país de Costa Rica, donde el gobierno ha empezado a impulsar el uso indiscriminado de digitales que se enfocan en mejorar la productividad de los minifundios o de los productores asociados a la agricultura familiar. Este dato es muy relevante para el Perú, pues demuestra que, si bien tradicionalmente son las operaciones de gran envergadura las que mejor vienen usando la digitalización, son las que presentan una brecha tecnológica acentuada las que podrían remontarla rápidamente con pequeñas adaptaciones. Me refiero a los productores de la agricultura familiar de subsistencia.

La hambruna que nos acecha debe obligar al Gobierno, a los gremios y a las asociaciones de base o cooperativas a unir esfuerzos para mejorar la gestión de lo que 20 años atrás era incontrolable: la acidez del suelo, el caudal del agua o su composición química, entre otras variables. De modo que, si hay dificultad para proveernos de fertilizantes, lo que no puede pasar es que nos demos el lujo de no controlar los otros recursos críticos.

El uso de sensores, drones y dispositivos de identificación de radiofrecuencia (RFID) podrían mejorar grandemente la provisión de fertilizantes en los cultivos. Mejor aún, la información que estos dispositivos acopian puede servir fácilmente para identificar áreas de terreno que podrían haber permanecido en estado de siembra durante muchas semanas, lo que implica que aún deben recibir las aplicaciones correspondientes.

Un buen uso de esta información en una base de datos tan simple como una hoja de cálculo (Excel MS, por ejemplo) puede hacer más rápida la rotación de suelos y predios, cerrando siembras y controlando mejor las edades de las áreas según el indicador óptimo.

Puede sonar complejo, pero ya se viene dando en países como el referido y a escalas de producción muy pequeña. ¿Cómo se logra esto?

Con base en la experiencia recogida de primera mano en Costa Rica, he tenido la oportunidad de proponer al Midagri una serie de mejoras que se orientan a fortalecer la asociatividad de la agricultura familiar de subsistencia a través de la adopción de tecnologías intermedias cuyo uso podría entregarse a través de las cooperativas. Este esfuerzo supone, además, tener un padrón ordenado de todos los niveles de productores vinculados a la agricultura familiar de subsistencia para poder hacer una adecuada provisión de tecnología. Ello incluye a los fertilizantes que el Gobierno está por adquirir.

Las crisis son también oportunidades. Quién sabe si el corto tiempo que tiene el Perú para afrontar la hambruna que se viene se convertirá en el acicate de una verdadera transformación en la agricultura de subsistencia, al menos en dos componentes: promover más asociatividad y facilitar el uso de más tecnología. Aunque esta no sea “rocket science”.

Maite Vizcarra Tecnóloga, @Techtulia