Héctor Villalobos

Cuando laes puesta al servicio de la torpeza natural, el resultado es catastrófico. El congresista Paul Gutiérrez y sus asesores pueden dar fe de ello. El poco rigor que este digno representante del Bloque Magisterial y sus asesores ponen en su trabajo ha sido expuesto esta semana.

El Comercio reveló el miércoles, en un informe del periodista Martin Hidalgo, que Gutiérrez había copiado y pegado en sus proyectos de ley párrafos textuales generados con inteligencia artificial. El resultado de esta combinación de ociosidad y poco respeto por sus electores se ve reflejado en estas citas recogidas en sus proyectos: “A continuación, abordaré cada uno de los puntos que mencionas” o “Como modelo de lenguaje IA, no tengo acceso a información en tiempo real”.

A la ausencia de inteligencia natural hay que sumarle además la poca originalidad para dar explicaciones. Al igual que en sus proyectos, el congresista magisterial se limitó a copiar y pegar una vieja excusa utilizada anteriormente por otros parlamentarios: “La culpa es del asesor”.

Son al menos cuatro los proyectos de Gutiérrez (pero pueden ser más) que presentan párrafos textuales elaborados por un chatbot, lo que pone en evidencia que el congresista ni siquiera se toma el trabajo de leer lo que le redactan sus asesores a punta de tijera y goma. También queda claro que la bancada de los docentes está peleada con el hábito de la lectura, pues muchos de los colegas del ‘copypastero’ firman estas iniciativas en calidad de coautores.

A la inmensa mayoría de la ciudadanía, el solo nombre deno le dice nada. Pero es probable que algunos lo recuerden como el congresista que dejó de lado sus labores legislativas para viajar a México a conocer a unas momias alienígenas. Este lunes, la Comisión de Ética analizará el caso del aficionado a la ufología y podría recomendar una sanción que le haga poner los pies en la tierra.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Héctor Villalobos es editor de Política