Ilustración: Giovanni Tazza
Ilustración: Giovanni Tazza
Alfredo Torres

La encuesta encargada por El Comercio a Ipsos para medir la opinión de la ciudadanía luego del indulto a Alberto Fujimori muestra un país con sentimientos encontrados. Si bien un mayoritario 56% aprueba el indulto, un importante 40% se opone. La polarización es mayor con respecto a la medición anterior, que se hizo en noviembre, en la que 65% aprobaba el indulto y 31% se oponía. También se aprecia una polarización socioeconómica: mientras la mayoría lo aprueba en los sectores populares, en el nivel socioeconómico B –la clase media consolidada– 53% se opone.

Entre los que aprueban el indulto se distinguen dos grandes grupos: los que creen que Fujimori está muy enfermo y los que creen que la condena fue excesiva y por lo tanto ya cumplió suficiente tiempo en prisión. Entre los que se oponen al indulto también se distinguen dos motivaciones: los que consideran que fue una negociación para salvarse de la vacancia y los que creen que es culpable de crímenes graves, que debe cumplir su condena hasta el final.

Cabe destacar que 56% apoya el indulto a pesar de que los principales argumentos de los opositores tienen alta credibilidad: 63% cree que el presidente Kuczynski decidió indultar a Fujimori en reciprocidad por los votos que lo salvaron de ser vacado y 77% que no tiene una enfermedad terminal.

Desde el punto de vista político, el indulto ha tenido dos consecuencias: el presidente ha salido ligeramente fortalecido. Su aprobación se ha elevado de 18% a 25%. Sigue siendo baja, pero es relevante que se haya revertido la tendencia. La otra consecuencia es que la aprobación a Kenji Fujimori por primera vez supera la de Keiko Fujimori. En efecto, mientras ella cae a 29%, después de haber estado la mayor parte del tiempo alrededor de 40%, él sube de 30% a 33%.

El indulto navideño ha tenido como previsible consecuencia una serie de manifestaciones de protesta, pero también la pública gratitud del indultado. En los próximos meses se verá, de un lado, si estas protestas se incrementan o se debilitan, y del otro, si esta gratitud se expresa en un apoyo parlamentario que facilite la gobernabilidad. Las expectativas de la opinión pública están divididas al respecto: 45% cree que el indulto puede mejorar las relaciones entre el Gobierno y el Congreso y 48% que no.

El plan de PPK pareciera estar esbozado: lograr cierto grado de gobernabilidad con el apoyo del fujimorismo que lidera Kenji. La duda es si tendrá la habilidad política de ejecutarlo. Por el lado de las izquierdas, el objetivo inmediato es capitalizar el sentimiento antifujimorista y agudizar su oposición a todo lo que el gobierno proponga. En el campo del fujimorismo, está por verse si se mantienen unidos con una posición más favorable a la gobernabilidad o se dividen entre un sector más duro –liderado por Keiko– y un sector más conciliador, liderado por Kenji, quien cuenta con el apoyo de su padre. Si no se logra la gobernabilidad, quizá volvamos a ver otro intento de vacancia presidencial y de adelanto de elecciones con resultados impredecibles.

Un dato a tener en cuenta para analizar la crisis política es que la mayor parte de la opinión pública la sigue con poco interés. Como en El Comercio, es improbable que en el Perú prenda un movimiento “que se vayan todos” porque en este país los ciudadanos decidimos hace rato irnos de la política.

Este desinterés y desafección por la política se aprecia con claridad en las preguntas por lo mejor y lo peor del año. Para la mayor parte de la opinión pública lo mejor del año ha sido la clasificación al Mundial de Fútbol, las marchas contra la violencia hacia la mujer, los avances en la lucha contra la delincuencia. Y lo más negativo los casos de corrupción asociados a Odebrecht, el fenómeno de El Niño costero, la huelga docente. Ni el indulto a Fujimori ni la crisis por la vacancia figuran entre los cinco principales eventos positivos o negativos del año. A su vez, cuando se pregunta por las principales personalidades públicas del año, ninguno de los tres primeros lugares lo ocupa un político y Kenji Fujimori aparece recién en el cuarto lugar.

Lo que revela esta encuesta es que, si bien el 2017 cierra con gran turbulencia política, los intereses de la mayor parte de la ciudadanía están en otro lado. No esperan gran cosa de los políticos salvo que los dejen trabajar y labrar su futuro. Los políticos y la prensa debieran tomar nota de esta expectativa. Es el momento de ser constructivos y de plantear propuestas viables que mejoren la calidad de vida de los peruanos. Feliz 2018.