"¿En qué momento lo que debió ser un esfuerzo por visibilizar a mujeres capaces se convirtió en una cuota con la que hay que cumplir y que se llena de cualquier manera?" (Ilustración: Giovanni Tazza).
"¿En qué momento lo que debió ser un esfuerzo por visibilizar a mujeres capaces se convirtió en una cuota con la que hay que cumplir y que se llena de cualquier manera?" (Ilustración: Giovanni Tazza).
Patricia del Río

Más de una vez me han llamado de alguna institución para moderar un foro sobre temas que no son mi especialidad. Siempre he declinado esas invitaciones explicando que no me gusta intervenir en asuntos para los que hay personas mucho más preparadas que yo. Y la respuesta no deja de desconcertarme: “Es que nos faltan mujeres en el panel”. Es decir, nos da lo mismo que seas buena o mala, te necesitamos para cumplir con la formalidad de presentar un panel plural.

¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿En qué momento lo que debió ser un esfuerzo por visibilizar a mujeres capaces se convirtió en una cuota con la que hay que cumplir y que se llena de cualquier manera? Cuando las mujeres pedimos que se nos abran espacios, no estamos reclamando entrar en ellos porque tenemos útero, estamos exigiendo que se busque a nuevos rostros femeninos que se merezcan el puesto porque tienen las mismas capacidades (o mejores) que los calzoncillos de siempre.

Mirtha Vásquez en el premierato es un claro ejemplo de ello. Se trata de una mujer capaz, con formación política, que ha entrado a reemplazar a un machista, improvisado, que demostró en pocas semanas que había recibido la responsabilidad de manejar los destinos del país por razones bastante ajenas a su idoneidad para el cargo. El amiguismo y la prepotencia fueron las patas de la mesa que sostuvieron su denominación; y me gusta imaginar que uno de los detalles que más le molesta a Guido Bellido de su salida es que hoy lo reemplace una mujer. Por eso sus declaraciones piconas en las que señala que está evaluando si le dará o no el voto de confianza al Gabinete Vásquez y en las que duda que la primera ministra se quede hasta el final del gobierno.

Pero de Bellido se puede esperar cualquier cosa, solo nos queda agradecer que ya no esté en posición de hacerle más daño al país. Y también era de esperar la reacción destemplada de todos los ‘amiguis’ de Cerrón, que son testigos de cómo el presidente Castillo lo va arrimando hacia la recepción donde, de seguir las cosas así, no le corresponderá ni el puesto de portero. Sorprende, sin embargo (o tal vez simplemente da cólera. Ya ni sé), la posición de una derecha que pide la cabeza de Vásquez argumentando que se han cambiado babas por mocos. Que el plan del comunismo diabólico que nos quitará nuestras propiedades sigue intacto y que la nueva ‘premier’ no es más que un mecanismo distractor mientras el adoctrinamiento continúa. Incapaces de entender que este es un gobierno de izquierda, no valoran ninguna moderación y argumentan que solo se van a quedar tranquilos cuando vaquen al presidente y nos salven de toda desgracia.

He escuchado declaraciones y leído tuits que rayan en la absoluta irracionalidad. Como si vivieran en una realidad paralela ambientada en los años de la Guerra Fría, estas personas desconocen las obvias debilidades de un presidente que ganó con una ínfima diferencia de menos de 50 mil votos. Y lo que es peor, no entienden que su discurso es exactamente lo que el ala radical de Cerrón necesita. Le ofrecen al desplazado en bandeja todos los argumentos para que grite en calles y redes que el presidente está traicionando al pueblo que lo eligió para contentar a una derecha que reclama su cabeza con sombrero.

Solo nos queda confiar en que Mirtha Vásquez imponga esa sensatez y muñeca política que demostró en el Congreso anterior y que convenza con sus acciones que es la persona indicada para el puesto. Ayudaría mucho, además, que esa derecha cada vez más torpe, que la critica sin haberla visto trabajar, no le haga comparsa al cerronismo que tanto le asusta. Veremos.

Contenido sugerido

Contenido GEC