(Ilustración: Giovanni Tazza).
(Ilustración: Giovanni Tazza).
Andrés Oppenheimer

Si me preguntan cuál fue la noticia más importante en los últimos días, es una que casi ha pasado desapercibida en los medios: la amenaza de 50.000 trabajadores de hoteles y casinos de Las Vegas de declararse en huelga entre otras cosas por temor a ser reemplazados por .

La noticia podría ser parte de un creciente movimiento global de protesta contra la automatización del trabajo en los próximos años.
A medida que los recepcionistas, conserjes y ayudantes de cocina de los hoteles sean reemplazados por robots –como ocurrirá también con los contadores, abogados y periodistas– veremos una creciente ola de protestas antitecnológicas en todo el mundo.

Ya hemos visto protestas de taxistas en París, Johannesburgo y Buenos Aires contra Uber y otras empresas de tecnología que han sacudido la industria del transporte. Y también hemos visto recientemente una ola de críticas contra Facebook después del escándalo de Cambridge Analytica y su acceso a datos privados de más de 50 millones de usuarios de esa red social.

Un estudio de la Universidad de Oxford realizado por Carl B. Frey y Michael A. Osborn –a quienes entrevisté extensamente para un libro que estoy terminando sobre el tema y que saldrá en los próximos meses– predijo que el 47% de los empleos en Estados Unidos corre el riesgo de ser reemplazado por la automatización en los próximos 15 años.

El 99% de los 25.000 miembros del Sindicato de Trabajadores Culinarios de Las Vegas que emitieron sus votos el 23 de mayo decidió irse a la huelga. Entre sus principales demandas, además de aumentos salariales, estaba la seguridad laboral contra el avance de los robots.

“Voté a favor de ir a la huelga para asegurar que no le den mi trabajo a un robot”, dijo Chad Neanover, un cocinero del hotel Margaritaville, según la página web del sindicato. La tesorera del Sindicato Culinario, Geoconda Arguello-Kline, dijo en un comunicado: “Apoyamos las innovaciones que mejoran el empleo, pero nos oponemos a la automatización cuando solo destruye empleos. Nuestra industria debe innovar sin perder el toque humano”.

Un estudio de la Universidad de Redlands dice que el 65,2% de los empleos en Las Vegas tiene el potencial de ser automatizado en los próximos 10 o 20 años.

En el bar Tipsy Robot que está dentro del casino Planet Hollywood en Las Vegas, ya hay robots haciendo cocteles. Según la página web de Tipsy Robot, sus robots “tienen la capacidad de producir 120 bebidas por hora”.

Agrega: “Nuestras maravillas mecánicas utilizan medidas exactas, asegurando un sorbo perfectamente elaborado en todo momento”.
En el hotel Mandarin Oriental Las Vegas, un conserje robótico recientemente comenzó a ofrecer información a los huéspedes sobre los servicios del hotel y direcciones. En el Las Vegas Renaissance Hotel, ya hay dos robots que llevan alimentos y bebidas a las habitaciones.

La portavoz del Sindicato Culinario, Bethany Khan, me dijo: “No nos oponemos a la tecnología, pero queremos participar en la decisión sobre cómo se integra la tecnología en nuestra fuerza de trabajo”. Agregó que las personas desplazadas por la tecnología deberían ser reentrenadas, “para que los trabajadores tengan la oportunidad de crecer con tecnología, en lugar de ser despedidos”.

Lo más probable es que los trabajadores de los casinos de Las Vegas no puedan detener la robotización de muchos de sus trabajos.
Desde que los trabajadores textiles ingleses conocidos como los luditas destruyeron los telares para protestar por la creciente mecanización de su trabajo en el siglo XIX, ha habido muchos intentos por frenar la automatización y la mayoría de ellos ha fracasado.

Pero la gran pregunta es si la transición a un mundo de robots será brutal, dejando sin empleo a millones de personas o si será gradual, y permitirá a los trabajadores reentrenarse y acceder a mejores trabajos. Si esto último ocurre, con el aumento de la productividad viviremos en un mundo mucho mejor.

La robotización del trabajo y la creciente rebelión contra la automatización serán los grandes temas del siglo XXI. Ya está empezando a ocurrir, aunque muchos todavía no se den cuenta.

Nota del editor: La huelga a la que alude el autor aún no se ha realizado gracias a un ‘acuerdo tentativo’ alcanzado entre las partes.