Gisella López Lenci

Estados Unidos es el principal proveedor de armas a . Hace un mes aprobó un paquete por US$61 mil millones, que se suma a los casi US$45 mil millones que le ha dado en ayuda militar desde que inició la invasión en febrero del 2022.

En la lista siguen Alemania, Reino Unido, Dinamarca, Países Bajos, Noruega, Polonia y Canadá, países que han venido entregando armas, aunque no con la fluidez y cantidad que requieren los soldados ucranianos en el frente de batalla. A medida que la guerra avanzaba y se empantanaba, los aliados han ido analizando la conveniencia de entregar armamento cada vez más sofisticado, pero siempre con la condición de que solo sean usados para defender el territorio ucraniano, nunca para atacar territorio ruso.

Pero el panorama cambió de pronto. La administración de autorizó hace una semana que el armamento estadounidense podrá ser utilizado para realizar ataques contra objetivos militares en Rusia, específicamente para la defensa de Járkov, la segunda ciudad más grande de Ucrania, ubicada casi en la frontera entre ambos países y que viene siendo asediada desde hace un mes.

La decisión estadounidense vino por una reacción en cadena cuando se cuestionaron los motivos de las restricciones. ¿Cómo se defiende el ejército ucraniano si no puede utilizar las armas que tiene para hacer retroceder al otro bando? El presidente Volodimir Zelenski lo explicó claro: “Disparan contra nosotros y no podemos responder porque no tenemos el derecho a usar las armas. Entonces, los militares tienen que dar marcha atrás. Creo que es injusto”.

El temor que han tenido las potencias occidentales desde el primer día de la invasión es que el conflicto escale y se expanda a otros países europeos, y que se dé motivos al Kremlin para responder si algún misil de la OTAN impacta contra territorio ruso. Esa, por ahora, sigue siendo una línea roja bien definida, pero que no ayuda mucho a destrabar una guerra que ya va por sus 28 meses. De hecho, la autorización estadounidense no aplica para el Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (Atacms), que permite lanzar misiles de largo alcance.

Este viraje es un paso importante, aunque insuficiente si los aliados quieren seguir conteniendo al Kremlin. Sobre todo, porque el tiempo pasa y en la mira están las elecciones de noviembre en Estados Unidos, que podrían cambiar el tablero geopolítico global si Donald Trump regresa a la Casa Blanca.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.


Gisella López Lenci es Periodista